jueves, 16 de octubre de 2014

ABRAZOS GIGANTES en la Mitad del Mundo. Quito, Ecuador.

Acompañá esta entrada con este tema: "What a wonderful world" de Los Ramones.


Quito fue para nosotros un lugar muy especial. No sólo porque geográficamente es la mitad del mundo, donde el eje de la tierra divide a los dos hemisferios en norte y sur. No sólo por eso. Quito fue en nuestro viaje, el lugar donde las personas que conocimos nos llenaron de abrazos. Y no cualquier abrazo, ni tampoco uno solo. Fueron muchos ¡¡¡ABRAZOS GIGANTES!!!


Llegamos a Quito desde Tena después de varias horas de viaje por la montaña, caminos sinuosos y música al palo en el colectivo. Acá en Ecuador las empresas de colectivo tienen el detalle de poner la música o la película que están pasando a máximo volumen.

No conocemos nada de Quito. Solo que venimos con la idea de trabajar y hacer un poco de guita para poder seguir mas tranquilos. Tenemos el contacto de Cristian, primo del gordo Emiliano, que nos dijo que nos acerquemos a su restaurante y que en algo nos iba a ayudar.

Llegamos de noche. La terminal de ómnibus tiene un estilo de aeropuerto y, según parece, esta bien lejos del centro de la ciudad. Nos dicen que nos tomemos un trole que tarda alrededor de media hora a cuarenta y cinco minutos en llegar al centro. Vamos con nuestras mochilas cargadísimas y se nos complica entrar. Nos subimos y vamos. Vale 25 centavos hasta el centro. Ahora sólo nos resta saber adonde queda el centro.

Preguntamos a varios adónde queda y todos nos responden que falta como media hora. En una de esas nos escucha un flaco y nos pregunta adónde queremos ir. Le decimos que no sabemos muy bien pero que queremos llamar a un contacto que tenemos o buscar un hostel donde pasar la noche. “yo me bajo en el centro, vengan conmigo” , nos dice. Entre dudas y confianza lo seguimos. Nunca se sabe, siempre decimos que hay que ir con cuidado no con miedo y que a pesar de que hay millones de personas que insisten por no confiar nosotros no optamos por esa opción. 

Nos bajamos en una zona céntrica y nos lleva hasta unos bares. Entro en una cabina de teléfono para poder hablar con Ana, una amiga de Justina que esta viviendo en Quito y que nos ofreció hospedaje. Me atiende enseguida y me dice que nos estaba esperando. Anoto su dirección y nos vamos para su casa que no queda muy lejos de donde estamos.

Antes de salir para allá nos detenemos en un local de papas fritas. El local es chiquito, tiene tres mesas grasientas, el piso como un chiquero y la cocinera con menos higiene que baño de estación de servicio. Elegimos una mesa y armamos al lado la montaña de mochilas para poder cuidarlas bien. Patricio, el flaco que nos ayudó a llegar hasta acá, también nos acompaña. Al rato llegan unas chicas y ocupan una mesa. Mientras comemos nuestro exquisito menú de papas fritas con ensalada llega una pareja totalmente ajena al lugar, me llama la atención pero no le doy demasiada importancia. Él esta vestido de traje, camisa y mocasines. Ella lleva un vestido como de gala. Se sientan en una mesa mientras observan el menú. Nosotros seguimos con nuestra charla, estamos analizando adónde vamos ya que Patricio también nos invitó a su casa. La pareja se levanta sin hacer ningún pedido y se va. Ni siquiera les prestamos atención cuando se van, estamos sumergidos en nuestra charla. A los segundos las chicas que están sentadas a nuestro lado empiezan a gritar "¡¡chicos, chicos la mochila, la mochilaaa!!”. Ulises sale eyectado de su silla y yo lo sigo atrás. Salimos del local sin saber que mochila faltaba. En ese segundo antes de atravesar la puerta pienso que ya es tarde, que no lo vamos a alcanzar nunca. Duda que duró ese segundo. Cuando salimos encontramos al tipo de traje hurgueteando mi mochila en la vereda. Juntando los dedos de la mano derecha y agitándolos vehementemente hacia arriba y abajo Ulises lo increpa: “¿que haces la concha de tu madre?”. El tipo levanta la mirada y nos dice con un tono de miedo gigante “ayy perdón, ¿era de ustedes?”. Lo que paso después no me acuerdo mucho. Solo me acuerdo que Ulises le daba de un lado y yo del otro, eramos dos cables pelados. En un momento el tipo salió corriendo como Usain Bolt y no lo pudimos alcanzar. Nunca le pegué a nadie, siempre fui muy malo peleando. Pero en ese momento me nació de adentro quizás como un instinto de defensa. Cuando nos vamos descubrimos que al tipo se le habían caído los lentes truchos de aumento. Ulises los levanto y los dejo caer en su bolsillo. Ladrón que le roba a otro ladrón…


Cuando finalmente encontramos la casa de Ana, nos abre las puertas y nos invita a quedarnos en la gran casona. La casa queda subiendo una gran pendiente, es de noche pero ya apreciamos la vista hermosa de toda la ciudad. Son varios los que viven allí, personas que vienen de distintos lugares, la mayoría extranjeros y que por alguna razón, sea por trabajo o por quedarse un tiempo, se juntaron y comparten esta hermosa casa. Alquilando entre todos resulta mucho más fácil. La casa está llena de cuartos, cada uno tiene su intimidad pero a la vez conviven como una gran comunidad. Sorprende lo bien organizados que están, armaron una planilla de tareas, donde cada uno por semana tiene algo para hacer: limpiar los baños y el comedor, sacar la basura, cocinar, cuidar y mantener la huerta orgánica y hasta sacar a pasear a Panela. 

vista de Quito desde el ingreso de la casa

el ingreso con mucho color

mucha luz y lindos detalles

escritos y organización entre todos

Panela es la perra más inteligente y mimada de la casa, pide a cada uno un ratito para jugar con la pelota. Su nombre "Panela" se debe a un tipo de “azúcar” en barra que hay aquí en Ecuador. Con ese nombre no puede ser más dulce.

Panela espera siempre en la puerta

Ella no es la única mascota mimada de la casa. También vive con ellos una gata color gris que ahora está por ser mamá en cualquier momento y va toda lenta y panzona a pedir cariño a cada uno. Entre gata y perra comparten los espacios de la casa, conviven y se entienden muy bien.



gata panzona

La huerta orgánica es lo que más cuidan entre todos. De la producción que tienen se abastecen para comer bien sano todos los días. El patio no es muy grande pero alcanza para producir bien. Además tiene una vista admirable de la ciudad de Quito, del cielo y de las montañas de fondo. 



la huerta con vista a la ciudad

                       

                  

No sólo cuidan la tierra con mucho amor, también se capacitan todo el tiempo haciendo pequeños talleres en la casa, invitando a personas con conocimientos en permacultura y huerta a compartir e intercambiar experiencias nuevas. Son un verdadero ejemplo a imitar de cómo auto-sustentarse con alimentos orgánicos, y de que es posible convivir en armonía y organizados en una “casa - comunidad”.


Con alguno de los chicos: Sara, Andrea, Agus, Ulises, Cheché y Carola

Quito es una ciudad hermosa. El arte y la cultura se expresan todo el tiempo en las calles y museos. Cuando apenas llegás parece inmensa, pero después es muy fácil ubicarte. La ciudad se extiende entre dos cordones montañosos condicionando a la urbanización a ser “estrecha en el ancho y alargada de norte a sur. En el sector sur se ubica la ciudad antigua o centro histórico y al norte, el desarrollo de la ciudad nueva. Tiene un sistema de transporte extraordinario muy variado y útil. Hay metro cable y buses en las avenidas principales que conectan toda la ciudad, los tomás y en pocos minutos estás del otro lado.



Murales
sistema de transporte en Quito. El metro-bus conecta toda la ciudad de norte a sur

El centro histórico es ordenado y es como caminar en una maqueta. Las calles son pendientes pronunciadas, las acompañan construcciones coloniales bien conservadas con los balcones llenos de flores.

La Basílica de fondo
Calles del centro histórico
Balcones lleno de flores
Calles en grandes pendientes
escaleras y callecitas
Quito está llena de parques donde la gente puede ir a distraerse todos los días. Está pensada además para los ciclistas, hay horarios específicos de ciclovía para promover el deporte. Incluso el domingo es el día reservado para que todos usen la bicicleta, hay carreras amateur organizadas por el municipio y las personas se apropian de estas actividades y participan activamente.

espacio para los ciclistas
                          
Carteles con errores
algunas opciones rápidas para comer
Mientras caminamos, vamos en busca de un paquete de yerba mate. Al frente de la plaza principal, bajo el arco de una galería hay un local donde dice “delicatessen”. Entramos y en un mostrador vemos los anhelados paquetes de yerba, un mate con la bombilla y sus precios bien grandes. Tomar mates cuando uno sale de viaje se cotiza y si bien se consigue, es un lujo que no podemos dejar de darnos. Compramos un paquete y nos vamos conscientes de cuánto hay que cuidar la yerba lejos de casa. La venden como "delicatessen", eso lo explica todo.

                           
Vamos hacia “La Ronda”. Esta callecita apenas de tres cuadras, conocida por ser el paseo por pequeños talleres de luthiers y artistas. Un gran arco nos recibe como la puerta de entrada a lo que vendrá. Miramos curiosos todos los rinconcitos. Hay barcitos, escaleras y sótanos. Cada uno guarda algo, una música, una pintura, un emprendimiento aún desconocido por nosotros.

arco de ingreso a la Ronda
             
                         
                           
                    
                  
                               
                   
atrás la Virgen del Panecillo
En los interiores muchos atelieres pintando estos rincones
Desde la vidriera se dejan ver muchos trompos de colores. Nos llama la atención ese taller, entramos y vemos a un señor sentado en un banquito puliendo y trabajando delicadamente los materiales. Le preguntamos de su oficio, nos cuenta que es una empresa familiar que tiene desde hace muchos años, dedicada a fabricar juguetes como trompos, perinolas, y otros más.

                           
Las piezas son macizas y el trabajo de tornear la pieza, pulir, pintarlos y dejarlos listos para la venta, es impecable. Nos pregunta de nosotros, de dónde venimos. Le contamos que estamos recorriendo Latinoamérica que también hacemos juguetes reciclados, entre ellos trompos pero con tapitas de gaseosas. Se interesa y nos escucha con atención. Nos propone hacer un “intercambio de trompos”, un trueque para que llevemos uno de los que él hace y le dejemos uno nuestro. Los dos trompos son interesantes, pero el de él es ¡¡¡una obra de arte!!! No lo tenemos acá así que prometemos volver otro día el prometido intercambio.

                        
proceso de producción de los trompos
trompos terminados
Nos invita a hacer girar la “perinola”, contándonos que es un juego tan antiguo como la misma civilización, que lo jugaban en Quito como uno de los juegos más preferidos.


Seguimos caminando y al final de la Ronda vemos una gran obra, abierta al espacio público. Una plaza con unas suaves escaleras y gradas nos llevan hasta el ingreso. En la fachada una tipografía  que dice “QManda”. Entramos curiosos y preguntándonos ¿qué será esto?


gran plaza de ingreso a QMandá
                            
Un montón de niños y adultos interactuando con cajas ciegas, adentro hay espacios para meter la cabeza y observar. Una invitación a usar todos los sentidos, imaginar y sentir. ¡¡Qué hermoso todo esto!!Los niños pueden dejar mensajes sobre Quito, alguna idea nueva, algún mensaje a la propia ciudad donde viven.


metemos la cabeza y ¡¡¡jugamos!!!
                    
invitación a los niños a dejar un "legado de Quito"
En los pisos más arriba vemos gimnasios con mucha gente haciendo bicicleta y gimnasia aeróbica. En otros salones hay clases de defensa personal, y hasta una radio en vivo que conducen adolescentes, invitando a todo el que quiera participar. Un espacio soñado. Todos haciendo deportes, usando los ambientes de forma ordenada y con mucho cuidado. Aún no entendemos bien qué es, ¿será público todo esto? ¿Cómo funcionará?

interiores
espacio para niños
Preguntamos a unos policías y nos explican que es el edificio de la antigua terminal de ómnibus, que lo remodelaron para hacer un centro cultural de uso público, donde cada actividad está disponible de forma totalmente gratuita, sólo hay que llegar y esperar el turno si los cupos están llenos. “Hace pocos meses que lo pusieron en marcha y aún mucha gente no lo conoce”, nos comenta. Con esta explicación nos parece más increíble aún cómo un lugar público pueda compartirse tan bien así.
En el último piso hay muchas mesas de pin-pong y fanáticos jugando. Cheché y Ulises se desesperan por jugar. Los invitan a quedarse, sólo hay que traer la “pelotita”. Vamos con Agus a vender al puestito, mientras ellos se quedan jugando ¡¡¡hasta tarde como chicos!!!

con Agus compartiendo el puestito de artesanías

Llamo por teléfono a Cristian quien me atiende con una amabilidad extraordinaria. Quedamos en que al otro día voy a hablar con Evelina, su mujer, al restaurante.

Ella me recibe mientras atiende a los proveedores y me cuenta del manejo del local, me muestra la carta, me pregunta del viaje, que me gustaría hacer, en que me especializo. Le digo que puedo hacer cualquier cosa, que puedo aprender lo que no sé también. Quedamos hablando un buen rato y me dice que vuelva al otro día a trabajar. Hablando con Cristian por teléfono me dice que también podría haber un lugar para Carola.

Vuelvo entusiasmadísimo al encuentro con Carola, Ulises y Agus. Les cuento todo y que empiezo mañana. Supuestamente para empezar voy a trabajar de jueves a domingo. Hacemos números con Carola que no cierran pero igual decidimos quedarnos a probar a ver con que nos sorprende Quito.

En estos días nos mudamos, nos despedimos de Ana, de todos los amigos que hicimos, de la gata panzona y de la dulce Panela. Gracias por estos días de hospitalidad, de risas, de comidas compartidas y de momentos lindos.

                     
Nos mudamos de casa, alquilamos un cuartito que queda en la parte sur de la ciudad, un poco lejos de donde estamos ahora, pero vamos a buscarle la vuelta. Habíamos conocido a Patricio la primera noche que llegamos y él nos contó que alquilaba un cuartito en su casa. Conocemos a todos sus hermanos y uno de ellos, Álvaro trabaja en el centro, así que nos ofrece llevarnos en auto todos los días al restaurante. Un gesto que valoramos un montón. Las mañanas camino al trabajo se convierten en largas charlas con este lindo personaje.


retratando algunas tareas cotidianas
Monumento y Museo de la mitad del Mundo

Vamos a conocer el monumento de la “Mitad del Mundo”. Nos tomamos un bus tempranito ya que queda en las afueras de la ciudad. En el ingreso, un puestito cobra la entrada. Todo se vuelve más y más comercial, unos años atrás vine a este museo, y no cobraban nada por caminarlo. Ahora te cobran para ver lo que sea. Un gran parque contiene al monumento que está en el centro. En cada extremo están marcados los puntos cardinales y una franja amarilla en el suelo dividiendo el hemisferio norte-sur. Es la línea protagonista donde todos queremos tomarnos una foto. 

monumento
¡¡¡sobre la mitad del mundo!!!
jugando con la esfera
¡¡¡la fuerza de los dos polos!!!
Es lindo sentir que estás en la mitad del mundo, simbólicamente porque en realidad la mitad del centro de la Tierra se descubrió años después, cuando pudieron medir con GPS realmente donde se encontraba el centro. Con la sensación de ver sólo un monumento, nos vamos a ver el museo que nos resulta más interesante.

los modelos posando en el museo
El museo de la mitad del mundo está a unas cuadras del monumento. Un guía nos hace un recorrido y nos muestra distintos espacios que habitaban las primeras civilizaciones, sus costumbres y cómo se descubrió que Quito era el lugar céntrico de la tierra. Muchos indígenas en sus peregrinaciones se guiaban por los puntos cardinales y por el recorrido que hacía el sol, tomaban distintos caminos y siempre llegaban acá. Por esas deducciones que hacían, finalmente fundaron la ciudad y la llamaron Quito. La teoría más aceptada relata que su denominación proviene de las lenguas tsa’fiki y cha’fiki, "Qui" -de quitsa-, que quiere decir mitad y "To" o "Tu", cuyo significado es tierra. Así la palabra Quito o Quitu, se traduce como: “Tierra en la mitad del Mundo”.

Nos sorprende ver unos murales donde describen una práctica muy afianzada por los indígenas que era la reducción de las cabezas de las personas. Se enfrentaban en fuertes batallas y el objetivo era obtener sus cabezas como premios. El procedimiento era cortar la cabeza, sacarle el cráneo, metían una piedra adentro para darle una estructura. Luego la metían en una olla para reducirla el tamaño de la cabeza. Luego ya reducida la usaban como trofeos en próximas batallas.


proceso de la reducción de cabezas
cabeza reducida como trofeo
Lo más interesante está al final del recorrido. En el suelo vemos una franja pintada de rojo. Ahí mismo es el eje que divide a la tierra en dos, demostrada científicamente y medida por GPS. Comienzan los experimentos que lo verifican y el guía nos invita a participar. 
El primero consiste en llenar una batea llena de agua y colocarla justo encima del eje. El guía le tira algunas hojitas desparramadas. Nos pide atención y es el momento donde saca el tapón, las hojas bajan y el agua se escurre sin girar.

lugar del primer experimento
Video donde se puede ver el experimento...


                                        

Luego corren la batea al "hemisferio sur", y repite el procedimiento. Llena de agua, tira las hojas y saca el tapón. El agua se escurre haciendo un remolino, girando en sentido horario. Repite lo mismo pero en el "hemisferio norte", cuando saca el tapón, el agua gira en remolino en sentido inverso o anti-horario. Este experimento nos deja asombrados, y nos explica que al alejarse de la línea del Ecuador, las fuerzas concéntricas de la tierra o gravedad crecen y decrecen para ambos polos, influyendo sobre el agua, el aire y las personas. 

El guía nos dice que observemos el agua del inodoro para donde gira, si estamos abajo del Ecuador será sentido horario y países por encima, será anti-horario. Nos vamos con esa tarea...
Esa es la explicación de cómo en el eje central de la tierra, la gravedad es menor, y no influye mucho en los objetos y las personas. En esta parte del planeta, el peso del cuerpo es menor que en otro lugar. ¡¡¡Tenemos unos cuántos permitidos entonces si pesamos menos!!!! ajjaja...

¡¡¡que buena noticia!!!jajajaj
El segundo experimento nos invita a cerrar los ojos y caminar sobre la línea roja. Lo intentamos, pero la fuerza de los polos, tiende a tirarte hacia alguno de los dos, haciéndote perder el equilibrio.

intentando el equilibrio
El tercer experimento, y es el más desafiante de todos, consiste en parar un huevo arriba de un clavo. La fuerza de gravedad en el eje no está actuando, así que debería quedarse en equilibrio sin problemas.

reloj solar
Nos mantiene concentrados largo rato sin conseguir nada, hasta que finalmente lo logramos los dos. Si lo conseguías, te daban en el ingreso un diploma con tu triunfo. Después de todo, no cualquiera logra parar ¡¡¡un huevo en un clavo!!!

                               
al fin, ¡¡¡que felicidad!!!
                               
                            
¿polos opuestos y complementarios?
¿polos atrayentes?
Nos vamos del museo con unas lindas experiencias nuevas, de entender el mundo, la mitad y los polos. De conocer un poco más esta partecita de la Tierra.

                                      
Pasamos los últimos días con Agus y Ulises, caminando la ciudad y encontrando en cada rinconcito un puesto de papas fritas. Agustina es fanática y siempre tiene un lugarcito reservado para comerse unas. Este fue el local preferido, "Papitas Fritas a lo bestia".

                          
Ellos siguen viaje hacia Colombia ya que van a encontrarse con un amigo en unos días. Nos veremos unos kilómetros más arriba amigos ¡¡¡para seguir compartiendo el camino!!!

Trabajo en el Restaurante "La Casa de Bottero"

Entro con un cagazo cósmico a la cocina. Es el primer día y tengo esas cosquillas en la panza de lo desconocido, de ese miedo boludo que uno se genera cuando tiene en frente algo nuevo.

Cristian me presenta en la cocina y enseguida empiezo a trabajar. Los compañeros de la cocina no hablan mucho y ni siquiera me prestan mucha atención. A algunos les pregunto y me contestan por lo bajo o entre dientes. Me cuesta entenderles. Sólo uno se muestra amable desde el comienzo: el Gato. Él se la pasa cantando a cada momento, con el correr de los días voy a descubrir que es una gran persona.

Pocos me dan una indicación de qué hacer, así que voy mendigando trabajo a cada uno. Empiezo cortando unos tomates, corto algo de queso, rayo zanahorias, pelo papas, hago vinagretas, lavo los platos. Así son los primeros días. Les aviso a todos que en Argentina se habla de otra manera, que somos mas verborrágicos. Les cuento que soy de putear mucho para que no se asusten.

la banda de la cocina
A los días ya vamos a jugar a la pelota al parque juntos. El vínculo ya se va solidificando y hasta a veces me preguntan algo.

Byron preparando brochettes
El ambiente en la cocina mutó. Todos son muy buenos, me ayudan y compartimos mucho más. Ya no son aquellos gorilas que veía los primeros días, rompieron el caparazón , la carcasa que los cubría y se dejaron ver tal cuál eran. Nos reímos mucho. El ambiente es siempre de buena onda. Todos se ríen cuando puteo y algunos hasta me imitan al estilo ecuatoriano: "¡¡la concha de la lorilla!!" grita a veces el Gato entre canción y canción. Vicente siempre nos ordena pero con muy buena onda, Byron tira chistes a cada ratito desde la parrilla y Ramiro decora las rutinas con las melodías de su celular. Hasta ya me conseguí un novio: el "Patucho". Petisito y cara de gorila, pero bueno y trabajador. A veces deja las comidas medias crudas o se les queman pero es buena gente. Vicente lo reta mucho porque no hace mucho caso. Cuando llega Evelina a la cocina su tono trigueño se vuelve totalmente pálido.


Patucho, el Gato y Cheché
el equipo completo de cocina, de izquierda a derecha: el Gato, Vicente, Cheché, Byron, Ramiro y Patucho.
Todos los días aprendo algo nuevo, por más insignificante que sea a mí me sirve y me gusta. Estoy disfrutando mucho cada minuto. Si bien es un trabajo y me están pagando, lo tomo como una escuela como todo lo que se atraviesa en el viaje, trato de chupar todo como si fuese una esponja.


Cheché en las parrillas
En el restaurante se preparan platos típicos argentinos, pastas y pizzas. Choripanes, picadas, empanadas criollas, lasagnas, ravioles, parrilladas. Todo bien casero y rico.
El ambiente es bien futbolero, "100 % a lo argentino". Todos los cuadros y murales son de imágenes de los mejores deportistas argentinos: el Diego, Monzón, Gabi Sabatini, las Leonas. Fotos de las hinchadas de Boca y San Lorenzo. Además de lugares de Argentina que siempre es bueno volver a visitar como "caminito", el obelisco, las cataratas del Iguazú. Es como volver a casa por un ratito.


el interior del restaurante
murales
rinconcitos
                            
vista saliendo de la cocina
Las mesas de madera en el centro tienen expuestas remeras de cada uno de los equipos en donde jugó Cristian al fútbol o de los equipos con los cuáles se las intercambió. Todas firmadas por los jugadores con algunos mensajes. Es emocionante verlas ahí.


Luci, Vicente y Cheché
mesas
                            
Abandonamos el nomadismo por un rato y nos calzamos el traje de sedentarios. No por eso estamos tristes, sabemos que es una etapa y así como tal la disfrutamos a pleno.
La rutina de trabajo es desde once de la mañana hasta las cuatro de la tarde, recreo hasta las seis y desde ahí hasta el cierre que suele ser de diez a once. 
Todas las semanas tenemos un descanso que coordinamos con Cristian o Eve. En esos días tratamos de conocer la ciudad o simplemente relajarnos y cocinarnos algo rico.

...Es mi primer experiencia de trabajar en un restaurante, todo es nuevo y me siento con muchas ganas de aprender y rendir lo mejor posible en mi puesto. Mis compañeros de trabajo me tratan muy bien, y me explican todo el tiempo lo que tengo que hacer. Los camareros son tres: Luci, Fer y Quique. Detrás de la barra estamos Lili y yo. Stella nos acompaña todas las tardes haciendo la caja. Entre todos compartimos las tareas y nos cubrimos en lo que haga falta. Con Luci llegué a tener más afinidad y muchas complicidades.Y las tres junto con Lili nos reímos mucho.


                              
¡¡¡cuantas complicidades con Luci en el trabajo!!!
Con Lili servimos las bebidas
Mis compañeras: Lili, Luci y Stella. ¡¡¡Que lindo compartir con ustedes este trabajo!!!
Me explicaron cómo funciona todo, y ya empiezo a atender la barra y pasar los pedidos. Resulta sencillo, pero se complica un poco en el momento de “leer las comandas”. Digo leer las comandas, porque los camareros me entregan los pedidos y yo tengo que gritarles los menúes a los cocineros que están del otro lado del vidrio. Ellos lo escuchan y van preparando los platos. Luego agarran los papeles y leen bien el menú, pero el tema es ir agilizando los tiempos. 
Los camareros escriben los menúes y muchos de ellos van con abreviaturas. Como es una parrillada, hay términos específicos según el punto que quieren la carne , si la quieren cocida 3/4 o 1/2 cocida y así. Escriben por ejemplo “Lomo BC" que sería Lomo Bien Cocido o 3/4 que es apenas cocido.
Ya desde el primer día, con toda la confianza del mundo grito los menúes a los parrilleros. Veo que me miran medio raro, y me piden el papel sin decirme una palabra, todos bien serios. Yo supongo que es porque soy nueva...Pero con los días, cuando entré más en confianza con Luci y los otros camareros, ellos me dicen...¿cómo decís esto o aquello? y yo no me acuerdo bien, pero me responden que los primeros días hacía una mezcla de menúes ¡¡¡que no estaban en ningún lado!!!...Y por ejemplo les decía a los parrilleros: "entra un Lomo BC" que yo leía entra un lomo a la barbicue, o entra una "P. de chinchulines", que sería una porción de chinchulines, pero que yo en el apuro interpretaba como "entra un puré de chinchulines" jajajaja. No recordaba esto, pero cuando ellos me lo dijeron me reí mucho. Creo que con los días me los aprendí y ya no invento más platos que no hay. Ya entendí por qué los parrilleros me miraban así, como diciendo ¡¡¡ey la nueva que se aprenda los menúes!!! 
Quedó como una anécdota para recordar y reírnos en los momentos libres que tenemos.

 Con Quique y Luci
Una nueva familia adoptiva

Nuestra piezita queda al sur de la ciudad a la distancia de un metro y un colectivo. Cuarenta y cinco minutos de viaje, no mucho . Pero Stella casi que nos ordenó a mudarnos a su casa para que no gastemos más en transporte y podamos disfrutar de su hermoso hogar y compañía.

Stella personaje si los hay, nos abrazó como una madre desde el comienzo. Que adonde estábamos parando, que si estábamos cómodos, que si comíamos bien, nos ofreció todo el afecto que necesitábamos. Como esas personas con mucho tacto que se dan cuenta de todo. 

Es de esas mujeres que querés tener cerca, que no querés desaprovechar. Es puro amor. Ella se brinda desde el minuto cero, te regala su amistad como un acto insignificante. Como si fuera algo poco relativo.  Nos llenó la mochila de consejos y nos contó mil y un anécdotas para el recuerdo. Ella te habla con las manos. Sus ademanes son igual de importantes que sus palabras. Envuelta en un personaje que te parte de la risa y poseedora de un corazón generoso de los que escasean nos ofreció una clase gratuita de hospitalidad en cada uno de sus movimientos.

noches de ricas pizas y pelis

Si Stella fue nuestra madre, Luci fue una hermana de fierro que nos brindó una amistad sincera. 
Es sensible y siempre está atenta a nuestros movimientos, necesidades y gustos. Con ella podemos hablar de cualquier tema, escucha nuestras historias y nosotros las suyas. Ella también es pura generosidad, nos presta todo, nos invita a estar más cómodos que en nuestras propias casas, nos presta su cuarto y nos dice "pueden dormir ahí en mi cama, es de ustedes". La cama más placentera que dormimos en todo el viaje.

La mejor cama donde dormimos, ¡¡¡gracias Luci!!!
personaje Taira siempre actuando

                        
Párrafo aparte para la cantidad de momentos compartidos de risa, de carcajadas hasta estallar. Estamos todo el día riéndonos de cualquier cosa. Si hay algo que a Luci no le falta es sentido del humor. 
Se entrega con toda la confianza de una hermana de verdad. Por eso el lazo que tenemos es tan fuerte, es nuestra hermanita adoptada desde el corazón.

Ellas no lo saben pero todo lo que nos brindaron, el hecho de "tomen esto es de ustedes, para ustedes, esta es su cocina, su dormitorio, su baño" , nos vino en el momento que más lo necesitábamos. Nuestras últimas experiencias en casas de familias no habían sido de las mejores y necesitábamos sentirnos un poco queridos, un poco mimados como cualquier mortal. Ese tacto tan preciso de ellas nos dió la posibilidad de compartir unos de los días más gloriosos del viaje.

Nuestra familia adoptiva en Quito: Stella, Luci y Taira
tardes de skype o actualizando el blog
jugando con Taira
Taira bella y ¡¡¡compradora!!!

Juntadas de una GRAN FAMILIA


Aparte de abrirnos las puertas de su restaurante, Cristian y Eve, nos invitan a su casa haciéndonos sentir parte de su familia, de sus amigos. Dentro de un ambiente super desestructurado se gestan estas reuniones increíbles, mucha gente, mucho ruido, todos argentinos que nos hacen extrañar menos y nos brindan momentos hermosos que no vamos a olvidar. El fútbol nunca falta y siempre hay prendido un tele en donde están televisando algún partido.Todo el grupo es hermoso , compartimos muchas charlas y se brindan a cada momento en cada gesto. el contacto con toda esta gente nos inundó el cuerpo de ganas de seguir para adelante.


primera comida en casa de los Bottero
¡¡¡qué presentación!!! y todo exquisito
                                 
¡¡¡Un buen asado argentino!!!
Evelina con Juli, Stella, Luciana y Carola
La hermosa familia Bottero: Cristian, Evelina, Mati, Luqui, Juli, Paz, Stella y Luci.
festejando todos juntos el cumple de Stella
Volcán Cotopaxi

Planeamos con Luci ir a conocer el volcán Cotopaxi, que está cerquita de la ciudad de Quito. Nos equipamos de botellas de agua y dos bolsas de chocolates para que no falte azúcar, pero como si fuéramos a escalar una semana.
Llegamos en bus y en la entrada tomamos una camioneta que nos lleva hasta la base, donde hay un estacionamiento. En el camino el cielo se despeja asomándose el volcán entre las nubes y bajamos a tomar una foto. Desde tan lejos, ya se ve imponente.

                              
felices en este hermoso lugar...
Llegamos al estacionamiento y ahora hay que empezar a caminar. Vamos hasta un refugio de montaña que está a pie del volcán. Llovizna un poco, pero es tanta la emoción que nos gusta compartir ese momento como sea. Apenas caminamos por la altura el aire nos falta un poco, entonces ¡¡¡abrimos los chocolates!!!

refugio de montaña al pie del Volcán Cotopaxi
El refugio de montaña se encuentra a una altitud de 4.864 msnm. y está pensado para albergar a viajeros que quieran escalar la cima. Se encuentra en los pies del volcán, aún está en construcción y vemos a los obreros trabajar en medio de tanto frío y es admirable. En este momento está cayendo agua nieve y no podemos sacar las manos de los guantes ni para tomar fotos. Finalmente logramos guardar este momento de llegada. 

no muchas sonrisas, estamos medios duros por el frío!!! ajjaja
                nieve en la cima del Volcán
Cuando bajamos el cielo se despeja y el paisaje es aún más hermoso. Montañas de todos los colores, las nubes bajas y los rayos de sol al fondo. 

los rayos de sol atravesando las nubes
                        
el cielo se abre y el volcán se deja ver completamente
                              
hermanita Luci y Carola
Bajando pasamos a conocer esta laguna entre las montañas
Gracias Luci por llevarnos a conocer este lugar tan mágico
De regreso vemos que se arma una gran tormenta

Visitamos algunos otros rincones de la ciudad, las iglesias se conservan muy bien y los interiores son muy trabajados.

Iglesia de San Francisco
ingreso
                           
                    
                       
                      
Interior Iglesia de San Francisco
detalles de pan de oro
                 
Basílica de Quito


Esta Basílica es hermosa, las imágenes hablan por sí solas.

fachada principal de la Basílica
                               
                           
Gárgolas con los distintos animales de las Islas Galápagos
la altura del interior es impactante
luceras con vitro
                             
columnas y arcos
                          
rosetón

Hay dos mesas ocupadas en el restaurante. El ambiente es cálido, agradable. La luz tenue te relaja. Afuera caen las primeras gotas que no colaboran con las pocas ganas de irnos.
Son nuestros últimos minutos en Quito, en el restaurante que tanto nos dió y tantas amistades nos regaló. Por dentro estamos sufriéndo. Esta es la parte del viaje que menos me gusta: las despedidas. 
Nos sentamos un rato a charlar, tomamos unos mates. Charlamos de cualquier cosa con tal de estirar este momento lo más posible y no terminar en ese fatídico momento de la despedida. A veces me da bronca que todo sea tan mortal. 
Vamos despidiendo uno a uno. Es media semana y algunos no están o se han ido de vacaciones. Vamos a la cocina y saludamos uno a uno. Al Byron que esta por ser papá, al Gato que lo encontramos cantando unos ballenatos, a Ramiro que esta amasando unos ravioles y al gran Vicente que por ahi anda dirigiendo la banda al compas. El patucho tiene su día libre así que no le pudimos dar un abrazo. 
Adelante están Lili, Fernando y Luci. Stella esta de vacaciones y Quique también. 

Los abrazamos a todos con una intensidad de hermanos. Abrazos sinceros que son combustible para nuestro camino desde que salimos. La fraternidad lograda dentro de estas paredes es un balsámico regalo para nuestras almas famélicas de hospitalidad y amistad en el último tiempo. El último de los abrazos que nos regalan es de Luci, la gran Luci que nos abrió los brazos sin saber ni siquiera nuestros nombres. Los ojos ya son pura lágrima, afuera ya llueve torrencialmente y colabora para que este sentimiento sea mas nostálgico, mas sanguíneo. Nos despedimos y nos volvemos a despedir. No nos podemos ir hasta que en un segundo nos vamos y dejamos esa hermosa familia atrás. 
Nos llevamos tantas risas, anécdotas, tantas historias y amigos que deberíamos cargar una mochila extra.

Nos vamos bajo la lluvia, el transporte no entiende de sentimientos y no espera. Cruzando la calle nos pegamos media vuelta para verlos por última vez y ahí están, pegados al vidrio, viéndonos como nos traga la penumbra de la noche. Nos llevamos las manos hacia la boca y les tiramos un beso al aire que atrapan y dejan bien guardado. "¡¡Gracias!!" Les gritamos y nuestros ojos se inundan como las calles, la lluvia cae que duele. Parece una fiel analogía de nuestro momento.

Por cuadras no podemos coordinar una oración con Carola. Un doble nudo esta depositado en el centro de nuestra garganta. Apenas podemos hablar. Las lágrimas nos recorren toda la cara. No podemos dejar de agradecer, agradecer y agradecer a la vida las hermosas personas con las que nos topamos en Quito. Vinimos a esta ciudad con una necesidad de afecto gigante casi descreídos de la condición humana, de la solidaridad y amabilidad de todos y nos encontramos con todo este grupo de gente excelente que nos regaló unos de los mejores días del viaje. Que hermosa que es la vida a pesar de las despedidas. Es para celebrarla a cada instante, todo el tiempo.


Vamos a extrañarlos amigos...
Carla y Hernán son amigos de Cristian y Eve. En el tiempo que estuvimos en Quito se abrieron a conocernos y nos brindaron toda su confianza. Carla valora nuestras artesanías y nos encarga unos cactus para decorar su casa y colaborar con nuestro viaje.

cactus al crochet
                                    
Con Carla y Hernán, gracias por brindarnos su confianza y valorar nuestro viaje
Con Álvaro y Karla. ¡¡¡Gracias por todo lo compartido y la ayuda que nos brindaron!!!
                            
Juli jugando con su tía Luci
¡¡¡Gracias por brindarnos tanto!!! los queremos mucho
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Cuando estábamos en la costa, días después de despedirnos de Quito, nos damos cuenta que no tenemos los documentos. Preguntando, descubrimos que se quedaron en la casa de Luci. Será el destino o qué, pero hay que volver a pasar por Quito. Idea que nos llena de emoción y alegría porque vamos a volver a ver a todos nuestros amigos. La llegada nuevamente al restaurante fue hermosa, a punto de empezar el horario de la tarde estaban nuestros amigos en el local. La rusa llegó tocando sus bocinas de animales y sirenas. ¡¡¡Estábamos emocionadísimos!!! Ahí salieron todos a recibirnos, a darnos nuevamente un fuerte abrazo.
Esos días nos quedamos de nuevo en nuestra familia adoptiva mamá Estela, hermanita Luci y Taira.
Fueron días de compartir y darle más valor a lo cotidiano, nos hicimos ricas meriendas como tortas fritas y chocolatada. 

                    
                               
También hubo sección de peluquería y planchado de pelo. Acá el resultado...

así empezó la sesión
el resultado final
cheche-pelo-planchado y la peluquera Luci
Nuevas postales que pintamos con Luci
Así nos despedimos del restaurante, nos vamos felices, más que felices por este reencuentro con buenos amigos. Seguramente ¡¡¡volveremos a visitarlos!!!




Foto con la rusita antes de partir
Todos los amigos del restaurante "La Casa de Bottero"

¡¡¡GRACIAS AMIGOS POR TANTOS ABRAZOS GIGANTES!!!
Quito fue especial para nosotros por ustedes.

Los queremos mucho. ¡¡¡Un fuerte abrazo!!!

Carola y Cheché.