martes, 20 de octubre de 2015

Punto bisagra del viaje. Bocas del Toro. Panamá. Segunda Parte

Acompaña esta entrada con el tema "Departamento deshabitado" de los locos Intoxicados. Alude a nuestra situación dentro de la isla que nos quedamos sin luz, sin gas...


Decir Panamá es decir Bocas del Toro para nosotros. Prácticamente fue nuestra única experiencia dentro de ese país.
Llegamos a la isla después de recorrer el trayecto que nos separaba desde el puerto “el manzanillo” en la poca agraciada ciudad de Colón, urbe condecorada con el título como la ciudad más fea de Latinoamérica luego de dos días eternos de burocracia pura intentando sacar la rusa del contenedor.
Nos tomamos el ferry que une Almirante con la isla Colón, la isla más poblada del conjunto de islas Bocas del toro. Ahí nos esperaban Agustina y Ulises que ya hacían varios meses que andaban merodeando por ahí.


                
Conjunto de islas Bocas del Toro
La parte urbanizada de la isla Colón, el pueblo, no es un lugar muy agradable. Es un grupo de calles, casi todas asfaltadas adornadas con supermercados chinos de forma exagerada y algunos hoteles y restaurantes afines al turismo. Alejándose del pueblo, introduciéndose más en la naturaleza la cosa cambia. Árboles gigantes con lianas colgando, kilómetros y kilómetros de naturaleza pura. Visitando las demás islas de bocas del toro todo se vuelve paradisíaco. Aguas totalmente transparentes, peces de colores, corales con más colores, perezosos, monos, etc, etc.

Llegamos a la isla con la esperanza de conseguir algún trabajo para recuperar un poco lo invertido en el cruce de Colombia a Panamá. ¡El reencuentro con nuestros amigos fue hermoso! Hacía de Quito (Ecuador) que no nos veíamos y fue la compañía de muchos mates lo que nos hizo poner al día. Ellos están alquilando una pequeña casita y formaron un grupo grande de amigos viajeros, que poco a poco los vamos conociendo a todos. 

LA COMODIDAD DE UNA CASITA 

Los primeros días buscamos un lugar seguro donde dejar la combi, en principio la estacionamos afuera de la casa de nuestros amigos, pero la policía nos reclama que no se puede estar allí, porque la calle es muy angosta. Vamos a la costanera que da al mar, no sabemos si es seguro dormir allí porque no hay mucho movimiento durante el día y mucho menos en la noche. Casi todos los viajeros que llegan se rentan un cuarto, que es más económico por mes que parar en los hostels. Empezamos a buscar entonces algún cuartito, departamento, casita para alquilar, en principio hasta buscar algo definitivo donde quedarnos. Los chicos de la otra combi Gisela y Augusto están en la misma que nosotros, así que decidimos compartir un departamento que encontramos por un mes. Es un lugar pequeñito pero tiene un lujo extremo para cualquier viajero: un aire acondicionado. En estos días el calor es bien intenso así que nos refugiamos en este espacio la mayor parte del día, a veces casi sin salir.

Todas las mañanas Kalita se sube a nuestra cama a hacer una fiaca con Cheché
Nos sale un encargo en estos días, aceptamos el desafío de tejer un gorrito de lana para un niño.

                
PRIMEROS INTENTOS DE TRABAJO

Todas las tardes los viajeros van a poner su puestito de artesanías en la avenida principal, frente al restaurante “Bocas Bambú”. Se forman las rondas de mates y charlas mientras van saliendo las ventas. Nos sumamos a ellos a ver si empezamos a generar algunos ingresos. Pasan los días y las ventas están flojas, la típica “hay que esperar que llegue la temporada” donde lleguen más personas y se pueda vender más. Pero mientras tanto aquí estamos, el dinero que nos queda va a crédito para pagar el alquiler de la casita a fin de mes. Sentimos que hay que hacer algo más, activarse y salir a buscar trabajo. Armamos nuestros currículums y buscamos en restaurantes, hoteles, tiendas, ferreterías, por todos lados. Pero por ahora nadie está tomando gente porque es temporada baja y aún no necesitan más personal. Nos recomiendan volver más adelante con la esperanza de alguna vacante. De todas formas no podemos quedarnos sentados esperando. Sea como sea algo tenemos que producir y vender. Pensamos en salir a vender comida, de todas las opciones que tenemos decidimos empezar con ensaladas de frutas. Compramos la fruta de la estación: banana, piña y naranja. Conseguimos unos envases, cucharitas plásticas y largamos con la producción. Preparamos veinte ensaladas por día a dos dólares cada una. Notamos que hay más turismo internacional visitando la isla y necesitamos empezar a ofrecerlas en inglés. Nuestro primer acercamiento al inglés en el viaje, a practicarlo a la fuerza porque es necesario. Así que las primeras frases que practicamos fueron: “I´m sailing salad fruit”. Esas palabras en nuestro inglés básico y sin retomarlo por un par de años, significaba: “Yo estoy vendiendo ensalada de frutas”. Le decíamos esa frase a secas a canadienses, franceses y americanos ofreciéndoles por la calle.
El segundo día incorporamos poner mucho hielo en la conservadora para que las frutas estén bien frías cuando las vendíamos. La idea sonaba bien pero había que cargar más peso en los hombros en el recorrido por el pueblo. Igual lo intentamos y se vendían un poco más rápido. Con los días analizando nuestra única frase en inglés nos dimos cuenta de que la estábamos diciendo al revés, no era literal traducido al español recordamos que en inglés se dan vuelta las palabras, entonces corregimos “I´m sailing fruit salad”. Nos reímos mucho de nosotros mismos, de nuestro inglés de las cavernas. Y de paso le agregamos algo más para que no quede tan pelada: “Do you want one?” que significa: “¿Tú quieres una?”. Practicábamos y nuestra pronunciación al principio era durísima, pero con los días la fuimos ablandando.
De las ventas por día sacábamos para la compra diaria de los alimentos y del agua. Y nos quedaba un sobrante para volver a comprar más fruta para las ventas del día siguiente. No era mucho, pero así al menos no gastábamos de los ahorros y nos alcanzaba para mantener este momento.


MENÚ ESPECIAL EN EL CUMPLE DE CHECHÉ



Llegó el cumple de Cheché. Lo despierto con un rico desayuno sorpresa. Invitamos a Agus y Ulises a compartir una rica comida juntos. Cheché quiere deleitarlos con un menú especial. La preparación gourmet de la ocasión es “risotto de mijo”. Todos a la espera de probar ese plato intrigante, y el cocinero demora y demora…sólo nos pide que esperemos un rato más. Ya tenemos mucha hambre, le preguntamos si falta mucho. Cheché nos confiesa que lo hirvió, lo hirvió largo rato… y el mijo no afloja, sigue duro. Así que propone servirlo así como está. Todos tenemos en frente nuestro plato y se hace un silencio de misa. Solo se escucha el “cri-cri-cri” de los dientes al masticar. Ulises rompe el silencio y le pregunta a Cheché: “¿Qué le pusiste a esto?” Y él responde: “Es mijo pero no conseguí el pelado”. Y Ulises le dice: “Pero ¿qué tipo de mijo le pusiste?” Y Cheché va a buscar la bolsita que había guardado y cuando la trae vemos que en la bolsa hay cuatro catitas de colores. ¡¡¡Todos nos empezamos a reír sin parar!!! ¡¡¡Cheché le puso el mismo mijo que comen las cotorras!!! Con razón la cascarita estaba bien dura y ¡¡¡los dientes crujían tanto!!! Seguimos comiendo hasta donde “pudimos pelar los mijos” y abandonamos uno a uno la comida gourmet de cumpleaños. Siguieron las cargadas por largo rato más y cuando nos despedimos de nuestros amigos, Ulises tira su última frase: “Y bueno…pájaro que comió, voló” y nos reímos hasta más no poder.



                        

                  

                     

                    

En los próximos encuentros pudimos remediar la comida del mijo, Cheché preparó un exquisito falafel, porotos en escabeche acompañados con unos pancitos árabes bien calentitos. Deliciosa comida, pero la anécdota del risotto de mijo quedará por siempre grabada. ¡¡¡La comida gourmet más rara de todo el viaje!!!

falafel, porotos en escabeche acompañados con unos pancitos árabes
A los pocos días la dueña del departamento nos tira un sobre donde dice que el contrato es de quince días y que pasemos a firmarlo por su oficina, que aún estaba pendiente. Nos sorprende porque le habíamos dicho de alquilar todo el mes y ahora nos renta por la mitad del tiempo. Vamos a hablar con ella y de mala manera nos dice que ella no sabía que la otra pareja tenía perro, que el departamento se llenaría de pelos y bla, bla…empieza a elevar la voz diciéndonos que como sea ella quería que nos fuéramos. No quedó otra alternativa que preparar todo para irnos. Nos devuelve dinero del depósito del alquiler y a volver a la combi nuevamente. Como todas las cosas siempre pasan por algo, esta no fue la excepción. No hay mal que por bien no venga, esto nos hizo salir del confort de estar en la casita, a movilizarnos y buscar nuevas oportunidades. De paso necesitábamos ahorrar y empezar a generar recursos, así que esa devolución de dinero nos vino muy bien. Volver a la combi nos permite volver a sentir el viaje, a no quedarnos quietos y seguir descubriendo cosas nuevas.

UN NUEVO BARRIO

Estacionamos en la costanera donde pensábamos que no sería seguro, vamos a ver qué pasa por unos días, parece un lugar bien tranquilo. Nos cobijamos bajo unos árboles para tener buena sombra. Seguimos pensando en la idea de alquilar otra cosa, pero por ahora no tenemos opciones, vamos a quedarnos en la combi para ver si sale algún trabajito.

nuestro lugarcito en ese nuevo barrio
la vista que tenemos desde la combi
            
El primer día se cruza un chico del hospedaje de enfrente llamado “El Colectivo de Saigón”, se presenta como Cristian, y nos ofrece el baño amablemente cuántas veces lo necesitemos, que podemos cruzarnos y usarlo sin problemas. Nos lleva al hospedaje y mientras nos muestra el lugar nos cuenta que él estuvo doce años recorriendo Europa y África en una combi, que más que nadie entiende a los viajeros así, porque vivió muy de cerca esa experiencia. Nos presenta a los demás personajes que viven allí, Johel junto con él son los dueños del emprendimiento, ambos canadienses y amigos desde hace mucho tiempo. Mario y Francisco también canadienses viven fijos allí hace unos meses. Ellos ofrecen servicios de pesca de día completo y paseos en lancha por la isla. Sheff es un yanqui muy simpático, él es el chef, prepara lunchs para los turistas que llegan temporariamente al pequeño comedor del hospedaje. Hay algunos huéspedes que van y vienen, un viejito que lo vemos pasar algunos días, pero en general no hay muchos más que ellos en esta época baja del año. El Colectivo de Saigón es un espacio bien abierto, una galería amplia con mesas, una barra y la cocina. Atrás se alzan tres pisos de habitaciones que dan hacia el mar, por debajo se estacionan las lanchas en un pequeño muelle, con una vista alucinante.

Con los días de cruzarnos, los vamos conociendo mejor. Nos ofrecen además del baño y la ducha, usar el lavarropas, nos dan la clave de internet, nos invitan alguna que otra cerveza, ofreciéndonos toda la confianza como nuevos amigos. A los días nos piden si podemos pintarles un cartel con la lista de bebidas del barcito, aceptamos con gusto, como forma de agradecimiento por todo lo que nos brindan.



El cartel de bienvenida del Colectivo de Saigón
el cartel que pintamos como intercambio por tanta amabilidad
Empezamos a entablar lindas conversaciones, el tema sigue siendo el desafío de hablar en inglés, ya que ellos lo hablan más que el español y apenas saben algunas palabras para decirnos. Así que medio jugando nos animamos a hablar, nos soltamos y pasado algunos días nuestra conversación en “splanglish” hace que nos entendamos de alguna manera. 

Nuestros amigos del Colectivo de Saigón: Mario, Cristian, Johell y Francisco
Nos cuentan que todos los días ellos proyectan cine abierto al público, que estamos invitados a cruzarnos para ver películas con ellos. Cerca de las ocho se larga la función, proyectan la imagen en una tela bien grande y el sonido es envolvente como un verdadero cine. En toda la isla no hay muchas propuestas culturales, así que esta idea resulta muy interesante. Tanto nos insisten, que nos cruzamos algunas veces a disfrutar con ellos del cine barrial. Siempre la proyectan en inglés, una vez se dieron cuenta que no entendíamos mucho, y buscaron subtítulos en español para nosotros, pero como no encontraron, pidiendo disculpas la vimos así. No importa eso, la idea es compartir el momento, además mejor así seguimos practicando la escucha del inglés. 
Las mascotas que tienen son lo más inteligentes y adorables que hay. También se acercaron y quisieron hacer amistad con nosotros. Toby tiene algo de breton, su pelo es chocolate bien brilloso, atento, ágil y muy juguetón. Independiente como pocos, él se cruza, juega con otros perros, se pasea solo y cuando quiere vuelve al hospedaje. Todas las mañanas cuando despertamos, él ya está ahí abajo cuidándonos, esperando firme al pie de la combi. Nos mira a los ojos esperando cualquier gesto que indique ir a jugar. Le apasiona que le tiremos un coco seco como “pelota” hacia el mar, él se mete a buscarlo y nos lo trae bien entusiasmado. Así repetido infinitas veces, nunca se cansa, al contrario tiene una vitalidad admirable. A la noche espera que nosotros cerremos la puerta de la combi para recién cruzarse la calle y volver a dormir a su casa. Nos cuida hasta el final del día, sea cuál sea el horario. Lo amamos, no puede ser tan precioso Toby.

                   
Cora es de raza pitbull, a ella no la dejan salir mucho, pero cuando sale con Toby juegan juntos y es bien cariñosa también. 

Cora y Toby
Charly es el tercer personaje de las mascotas. Él es un gato blanco que también tiene sus mañas y tiempos. Charly no aparece en todo el día, nos visita cuando cae la tarde. Nos estudia y con los días descubre que estamos adentro de la combi comiendo o por acostarnos. Da unas vueltas por el pasto hasta que se sube a las bicicletas que están apoyadas en la chata, nos mira relojeando que realmente estemos ahí, para dar un gran salto y meterse de golpe por las ventanas. Cuando estamos concentrados mirando películas nos asusta bastante, empieza a ronronear pidiendo cariño y se nos pasa el susto. Va un rato con cada uno para que lo llenemos de mimos antes de irse a dormir. A veces viene antes y si está con suerte le compartimos algo de comer, como una rica chocolatada, que intenta tomar del vasito, pero después lo mimamos dándole de la cuchara. 

Charly mirando afuera desde nuestra cama
                        
                
Por las tardes Johell los saca a pasear y se escucha que les dice “Come on, Come on” (vamos, vamos) y allí cruzan los tres: Toby, Cora y por detrás sigue Charly a paso bien tranquilo… Son nuestros amigos del barrio, compañeros de todos los días que nos hacen sentir tan queridos.

               
               
Los despertares en este lugar son apasionantes. Apenas amanece, el mar se pone bien calmo, el agua es una sola superficie color plateada. Los pelícanos se bañan y solo a veces los levanta una ola llegando a la orilla. El silencio y la quietud a esta hora de la mañana son admirables. Nos quedamos largo rato contemplando esta hermosura.

                         
                   

BÚSQUEDA DE TRABAJO

Mientras tanto seguimos en la búsqueda de algún trabajo, evaluamos si algo fijo o salir a vender otro tipo de comida. En esos días sale una oportunidad en el restaurante “Bocas Bambú” para camarera. Vamos a ver de qué se trata y quedan en avisarnos pronto de los puestos, mientras tanto nos ofrecen salir a repartir “flyers” o volantes con la propaganda del restaurante, para ampliar la difusión del local. El trabajo consiste en promocionarlo e invitar a la gente a entrar, volanteando por la calle principal, dos horas al día por la tarde. Cualquier opción de trabajo es buena, más cuando uno necesita. Así que acepté y comencé a trabajar en eso. 
Y nos movemos vendiendo, siempre atentos si sale algo nuevo. En este averiguar y andar sentimos una sensación rara en este lugar, un poco porque la isla es chica, se acortan las posibilidades que podemos encontrar, ya que hay muchos viajeros que están en la misma que nosotros buscando algún trabajo, rebuscándosela de alguna manera con un emprendimiento, vendiendo artesanías o de camarero en algún restaurante. Sea como sea, sentimos que hay como un “código implícito” que si ya otro viajero está vendiendo algo, vos no podés vender lo mismo, porque el otro se quedaría sin ventas. Sumado a una competencia por quién consigue los pocos puestos de trabajo vacantes. Todo esto nos hace ruido interiormente y notamos poca libertad para hacer lo que tengamos ganas. Nunca nos había pasado antes en el viaje de sentirnos así, de tener que ver si otros ya hacen algo o que se manejen salvándose solos para asegurarse un puesto. Todas actitudes o “manejos” que hacía tiempo no vivíamos tan de cerca. Pasar la misma situación con otros viajeros, te pone frente a qué actitud tomas vos, si integrarías al otro o te salvas vos solo. Evidentemente no todos actuamos igual, fue doloroso enfrentar situaciones así, más entre viajeros que deberíamos entendernos como ningún otro. Pero fue bueno reflexionar, entender que sólo podemos decidir nuestra actitud y coherencia y no la de los demás. De todo lo malo también se aprende y se sacan cosas valiosas. Esta sensación que sentimos del ambiente nos pone mal, a veces nos hace tratarnos mal entre nosotros, pero no por quererlo sino porque estamos en un momento bisagra del viaje, estamos con poca plata, queremos conocer Bocas, pero seguir viaje cuánto antes podamos. Hablamos mucho con Cheché y reafirmamos las actitudes que queremos tener en el viaje y siempre, más allá de lo que podamos vivir y encontrar en los demás, así vendrán cosas buenas en relación a eso que somos.

Con esta nueva energía y enfocados en sacar lo mejor de nosotros, decidimos hacerle un nuevo dibujo a la rusita. Algo que represente lo que buscamos en el viaje: UN GRAN ABRAZO VERDADERO CON OTRO, un intercambio profundo, un laberinto que representa las experiencias compartidas entre dos personas, que vale la pena descubrir y conocer.


Adaptamos un dibujo de un programa de liderazgo, simplificándolo pero con un significado similar.
una similitud al primer abrazo que nos dimos antes de salir de viaje
                 
              
armando taller al aire libre
                       
¡¡¡nuestra obra terminada!!!

Mientras aprovechamos el tiempo para mejorar nuestro puestito. Estamos tejiendo más muñecos y nos ponemos a diseñar una nueva mesa para exponer nuestras artesanías. Juntamos maderas que están tiradas por la isla, Cheché con sus dotes de carpintero arma una hermosa mesa plegable y bien práctica para transportar.

                 
nuevas carteras tejidas a crochet
En las veces que vamos a vender al centro vamos conociendo más a los viajeros que están llegando a la isla, muchos en su mayoría son argentinos también. Y empiezan las juntadas por las noches con cualquier excusa para compartir más momentos con ellos. Surgen comilonas para todos: guisos de lentejas, los infaltables ñoquis de David, las noches de baile de folclore argentino, juegos de malabares con luces y shows de fuego. Cada viajero tiene un talento particular, es creativo, artista y soñador. Entre todos vamos compartiendo las experiencias de vida y aprendiendo de las habilidades de cada uno.

largas charlas en los balconcitos
                  
                   
la organización para hacer los ñoquis del gran David
               
¡¡¡ñoquis para todos!!!
brindando sólo las chicas
los espectáculos callejeros del Duende
Uno de sus shows de fuego, un gran artista!!!


                
Siempre juntadas multitudinarias de todos los viajeros que estamos en la isla...


asadito en el cumple de Cahuil
Una parrillada para todos los gustos
                              
Cahuil y Maite
Con las viajeras españolas María y Laura
En la costanera, comienza una propuesta de clases de danza afro con Laidy, donde vamos a mover el cuerpo dos veces a la semana, con una hermosa vista del mar frente a nosotros.
Algunos shows de Laidy en el restaurante Bocas Bambú...



No faltaron en organizarse las primeras fiestas en el patio cervecero de la costanera. Mucho baile, risas, malabares y shows de fuego también se hacían presentes en la fiesta. Nos divertirnos a pleno y bailamos hasta el amanecer. Nunca faltaban los “marianito closs”, un vino chileno en cajita que dentro de todo es barato y tomable. Después de un tiempo fue la bebida que traía cada uno bajo el brazo en cada nueva fiesta.

todas con el clossito
                    
Con la loca Sarita
                   
David y Cheché
                   
AMISTAD CON LA NEGRA VANE

Dentro del grupo grande de viajeros, se dio que pudimos conocer más a una gran persona: la negra Vane. Ella es de Buenos Aires, específicamente del barrio La Matanza, bostera de alma como ninguna y una gran artesana con mucha experiencia de viajar y compartir. Es una hermosa personaje, siempre con una gran sonrisa, dispuesta a brindarte todo, la número uno para armar fiestas y salir a tomar una “chelita”(cerveza). Con Cheché se ponen a pensar que comida extrañan de Argentina, y ahí nomás proponen “¿y qué esperamos para hacerla?”. Siempre hay una nueva juntada con ella para comer algo rico. Así llegó el menú milanesas con puré de papas, la bandeja llena en el medio de la mesa y ¡comer hasta reventar!

                
comiendo en la casita de Vane
               
Vane es una experta en prepararte los mejores guisos, agrega unas verduritas con carne picada y algunos pocos condimentos, para que después de la cocción no podamos parar de saborear ese plato. También surge otra propuesta culinaria que estaba pendiente hacía rato… “¿y si hacemos un asadito?” Elegimos el día y estrenamos la parrilla que nos regaló super Manuel el día que salimos de viaje.

                                   
                      
                                   
En este lugar nos quedamos sin luz, llegamos un día a la rusa, apretamos el interruptor y no encendió más. Así estuvimos como un mes, quizás más, a vela prácticamente. Escribo esto con distancia de unos meses y me siento un pelotudo al no poder arreglarlo en ese momento. Un día me puse con mis básicos conocimientos de electricidad, seguí cables, me acorde de consejos de mi amigo Pijuí y lo termine arreglando simplemente. Cuando termine con toda esta tarea, casi al instante, nos quedamos sin gas en nuestras garrafas, en ninguna de las dos quedaba un centímetro cúbico del combustible elemento para cocinar. Así que ahora teníamos luz (cuando nos acordábamos de cargar la batería) pero no gas y con el atenuante de que estábamos en una isla, razón por la cual no había lugares de llenado. Si había distribuidores a los que fuimos a llevarle nuestras garrafas y a los cuales no les dio mucha gana ayudarnos. Intentamos un día que cruce al continente pero en la planta de gas tampoco me brindaron una mano. Así que ahí seguíamos sin gas. Nos pusimos a investigar por internet como hacer una cocinita con alcohol. Ahí nomás cortamos una lata de gaseosa, un par de agujeritos, la rellenábamos con alcohol y eso nos daba una hornalla con una autonomía aproximadamente de doce minutos con un fuego de muy bajas calorías ya que el único alcohol que se conseguía era el de 70 grados, pura agua. Así que nuestras preparaciones por lo general eran crudas, frías con algún ingrediente caliente.
Calentar la pava para el mate significaba llenar dos veces la hornalla de coca cola. Con esto no había casi drama. El tema era cuando queríamos hacer verduras salteadas cuando ya estábamos cansados de tanto queso cheddar, yanikekes (pancitos de coco de la isla), tomates. Hacer unas verduritas significaba estar una hora pegado a la hornalla. Eso no era todo, había momentos en que la hornalla sucumbía y se caía todo el alcohol por la cocina prendiendo fuego todo lo que había cerca por unos segundos.

                                             
                                    
Recordando ese momento...


En este renegar de no tener todas las comodidades, la negra Vane siempre nos da una mano invitándonos a usar su casa como si fuera nuestra. Nos invita a que cocinemos allí, que nos demos una ducha, vayamos a ver pelis, descansar, lo que sea. Siempre está atenta a lo que nos pasa, se interesa en nosotros en cada momento. Una persona íntegra como pocas.
Como alternativa de no tener gas algunas veces cocinamos afuera, haciendo un huequito en la tierra, generamos un reparo y ponemos la parrilla con alguna comida sustanciosa que requiera más tiempo de cocción. Así podemos alternar las comidas frías y rápidas que estamos haciendo en la combi.

                                     
Una tarde conocemos a una hermosa pareja de soñadores. Se acercan a saludarnos y preguntar por nuestro viaje. Ellos son Aldo y María Beatriz de San Martín de los Andes, Argentina. Son viajeros apasionados, siempre encuentran un huequito para ir a un lugar nuevo, en esta oportunidad están conociendo Panamá. Nos invitan a comer una rica picada con cervezas en el departamento que alquilan para compartir un grato momento. Nos encariñamos mucho con ellos, en poco tiempo entablamos una linda relación. Una vez más hermosas personas que nos pone delante el camino. Prometimos visitarlos en Argentina.

gracias Beatriz por esta linda foto
Con Aldo y Beatriz
CONOCIENDO BOCAS DEL TORO

Alejándose del centro de isla Colón, en su mayoría hay viviendas de maderas que se alzan sobre pilotes con balcones y escaleras que permiten el acceso. Hay bastante humedad casi todo el año, lo que me hace pensar en cómo estas viviendas subsisten a ese clima sin pudrirse, o más bien lo entiendo como una manera cultural de construir, con el recurso que tienen aquí que es la madera, y que pasado unos años seguramente tendrán que reformar partes de la vivienda en mal estado. 


la vista de Isla Colón llegando desde isla Carenero
                                
Las calles son relativamente angostas, y en general hay mucha basura tirada a los costados. En algunos sectores hay acequias por donde corre el agua, y por las noches se ven pasar a las ratas corriendo carreras, pero del tamaño de un gato, bien grandes. Es muy triste ver que no cuidan el ambiente, haciendo que la isla se vea bien fea en este sentido.
El isleño bocatoreño no es una persona muy agradable más bien podría entrar dentro del título de hostil, es un ser poco sociable y obviamente no muy simpático. Hay una energía rara en la isla, de esas sin grises que te expulsa o te atrapa. Normas bastantes estúpidas que ayudan a que la vida no sea tan relajada. No era posible estar en cuero (sin remera/playera/camisa), no se podía circular con bicicleta sin patente y menos circular por las noches sin luz. Si no se cumplían estas condiciones te secuestraban la bici y tenías que pagar una multa que a veces era imposible de cancelar ya que la municipalidad carecía de facturero. De esta forma tenían acumuladas decenas de bicicletas en su edificio.

PLAYAS PARADÍSIACAS
Alejándose del pueblo, empieza a descubrirse la belleza de este paraíso.

ISLA CARENERO
La isla Carenero queda bien enfrente de isla Colón, una lancha te cruza a la otra orilla en cinco minutos. Caminás bordeando la costa entre palmeras hasta llegar a una playita hermosa para bañarse y hacer snorkel. Hay algunos habitantes que viven permanentes en la isla y unos pocos hospedajes y restaurantes. Es bastante natural y por su tamaño se la puede recorrer entera caminándola en unas horas.

                          
                             
                  
                        
                                
                                         
                                   
                                
                                             
                         
                                              
                               
                                 
                                  
                                
                                   
                                     
PLAYA BLUFF

Bluff es una playa amplia, de arena rosada, inhóspita, donde sólo se bañan los surfistas que aprovechan las grandes olas para practicar este deporte. Se llega andando por la calle que bordea a la costanera, está dentro de la misma isla Colón. Bicicleteando descubrimos que en los alrededores de esta playa hay muchas mansiones con grandes jardines, disfrutando este paraíso, apartados del ruido en medio de la naturaleza. 

                             
                                     
                                       
                                                        
                                      
                                        
                                  
PLAYA ESTRELLA


Aguas transparentes y calmas hacen de playa estrella un enorme paraíso. Las estrellas de mar son las protagonistas y si el día está bien claro se pueden apreciar desde cualquier parte...


panorámica playa estrella
                              
                             
                           
                                
                               
                                  
                            
                          
Nos pasan cerca un par de cadúmenes....¡¡¡que hermosura!!!



                                     

                               
                        
                             
                               
                          
                             
                                        
                            
y armamos el puestito de artesanías acá en la playa, ¡¡¡que linda nuestra oficina!!!
                                     
                       
La tranquilidad de esta playa te relaja demasiado....


BASTIMENTOS o RED FROG

Bastimentos es otra de las islas próximas a isla Colón, no está urbanizada, en cambio es más natural y selvática. Se la llama "Red Frog" (rana roja) porque se pueden encontrar ranitas muy pequeñitas de color rojo intenso. 

                                          
por suerte pudimos encontrarnos algunas en el medio de la caminata hasta la playa
                               
Con la hermosa Rocío disfrutando este bello lugar
                         
                             
                       
                          
                                 
                                
Con Rocío vamos caminando entre la selva para ir a visitar a René. Ella también es de San Francisco, de donde somos nosotros y en el tiempo que estuvimos en Bocas pudimos conocernos y compartir las experiencias de viaje de cada una. ¡¡Hermoso pasar a visitarte René!!

                           
Lucía, Rocío, Caro y Anto
                   
                                         
CAYO ZAPATILLA

En esta isla se filmó el programa “Expedición Robinson” que televisaban en Argentina hace unos años. No llega a ser isla sino “cayo” por su tamaño más pequeño. Es bien natural, paradisíaca de aguas azules y se la puede caminar entera en un rato.


                                 
                                 
                                 
                                    
                               
                                       
                
                               
            
                           
                                 
                                
                                      
                       
                             
                                 
                                    
                                          
                          
                                
      
                                  
                                       
                           
Volviendo de Cayo Zapatilla hacemos una parada para hacer snorkel y disfrutar de ver corales de muchos colores.

                              

                                      
                                    
                               
                                           
                                            
                                  
                                      
                                      
                                                      
CUMPLE DE CAROLA

Llega el día de mi cumple y seguimos en la isla. Vamos a pasar la tarde a un muellecito bien tranquilo, en medio de la naturaleza. Nos asombramos descubriendo tantas bellezas debajo del agua, peces de todo tamaño y color, corales, caracoles.


                            
                       
                                     
                           
                         
Disfrutamos de ver peces de todo tamaño y color...

De regreso, me espera una sorpresa que me llega al alma: un video que armó Cheché recopilando saludos de mi familia y algunos de mis amigos. Que emoción tan grande verlos ahí charlando como si estuviéramos de nuevo juntos. Me emocioné mucho, fue el mejor regalo que pude recibir.
A la noche nos juntamos de Vane a comer un locro espectacular. Noche de risas, baile y música de la Mona, bien argentino, bien cordobés.

              


Vane y Juli nos deleitan con su baile de folclore...                          



ATRAPADOS EN BOCAS, SEGUIMOS SUMANDO ESFUERZOS

En Panamá te piden que renueves el seguro del vehículo todos los meses y nos toca en esta fecha renovarlo. Cheché se levanta para irse bien temprano hacia Changuinola y yo le pregunto cuántos dólares nos quedan para ver si irnos era una posibilidad pronta. Me responde que no lo suficiente para pagar el ferry de vuelta al continente. Lo cuál por más que quisiéramos ya seguir, aún no podríamos. Es así que seguimos buscando algún ingreso más. Hay que ponerse fuerte y ponerle toda la paciencia para que salga algo. 
En esos días aparece un trabajito más en una cervecería, también es repartir flyers por el pueblo tres veces a la semana. Por otro lado en el mismo lugar se abre el espacio de una pequeña feria sábado de por medio donde nos permiten ir a poner nuestro puestito para ver si podemos aumentar las ventas. Igualmente seguimos yendo al centro todos los días a vender junto a la negra Vane, donde salen algunas ventas más y también surgen algunos encargos de trabajos. Todo esto suma a que nos empiece a ir mejor poco a poco.

                          
                             
                              
                                      
                               
                      
                              
                                    
                                  
                              
                               
                                    
                        
Y a pesar de estar en el Caribe tenemos un encargo de unos escarpines al crochet para una beba...

               
                   
                  
                   
Gracias Katy por confiar en nuestro trabajo
Se aumenta una posibilidad cuando Lila la encargada de “Bocas Bambú” me llama para trabajar de mesera por algunos días. Es una experiencia linda por hacer algo distinto y por el desafío de seguir practicando el inglés, ya que casi todos los clientes son extranjeros de habla inglesa. Me las arreglé bastante bien, nuestros ingresos aumentaron con el pago más las propinas.

Gracias Lila por ayudarnos a cumplir nuestro sueño.
PRIMER ACERCAMIENTO AL “MACRAMÉ”

Estamos pensando que podemos aprender otra artesanía, como una herramienta más por si los muñecos y todo lo que hacemos a crochet se vendan un poco menos en los lugares que conoceremos de Centroamérica. Así surge nuestro primer acercamiento al “macramé” con las enseñanzas de la negra Vane. El macramé es una técnica de origen marinero, consiste en atar nudos con las manos, para hacer todo tipo de pulseras, collares, aretes, etc. Primero voy yo a hacer taller algunas mañanas a su casa, y a los días se suma Cheché a practicar algunos nudos.
Una tarde llega al centro un señor que vende materiales a los artesanos. Cae una vez al mes, y justo lo cruzo ofreciéndole hilos y alambre a unos amigos. Me paro a preguntar y dije “esta es la oportunidad, voy a comprar materiales”. Ahí nomás me puse a elegir hilos, piedras naturales y algunos alambres. No alcanzaba a pagar todo ese monto cuando Silvia y Jordi me prestan dinero y lo saldo. Lo encuentro a Cheché que llega a poner el puestito y le cuento toda entusiasmada que ya tenemos material para practicar macramé. Conseguí unos colores horribles porque ya no le quedaban para elegir en esa valija enorme que traía. Siguieron las mañanas de practicar lo básico de alambre y macramé en lo de Vane.


En estos días llega a la isla Sarita, una gran amiga que hicimos en Cartagena, Colombia. Ella está viajando con una amiga asi que coincidimos unos días, compartimos tardes de playa y las últimas fiestas. Entre Sarita y la Negra Vane lo cargan a Cheché como pronuncia una frase a los turistas extranjeros que se paran en nuestro puestito: “Everything is hand made” (Todo está hecho a mano) Se lo hacen repetir y se ríen largo rato después todos juntos.


                                
También llegan dos viajeras muy locas y lindas con las cuáles pudimos acercarnos más y entablar una amistad. Ellas son Antonella de San Luis y Rocío de La Pampa. Con ellas nos encontrábamos siempre en el centro porque también repartían “flyers” como yo, pero para otro restaurante. Además hicimos taller y les enseñamos a tejer crochet; amigurumis y bolsitos.

Con Anto y Rocío
haciendo taller en el patio de nuestra combi
ÚLTIMOS DÍAS EN BOCAS

Con todos nuestros esfuerzos logramos juntar algunos ahorros, y estamos listos para seguir viaje en estos días. Disfrutamos lo más que podemos de los amigos del Colectivo de Saigón que tanta hospitalidad nos brindaron estos meses. Como nos ven coser y tejer siempre, Mario nos pide si le podemos coser el cubre techo de su lancha, a cambio de llevarnos a navegar por Bocas del Toro. Aceptamos, emparchamos el agujero y lo cosimos, y a los días fuimos a navegar y pasar el día en playa Estrella, disfrutando hacer snorkel. 

                          
el loco Mario al volante
                                          
                                 
                              
                                  
                                     
                            
                                    
                                 
                                   
                       
                                
                                       
                                        
                                          
                              
                              
                                 
                               
                                   
                                        
                                     
                                         
En todo este tiempo logramos una hermosa afinidad y confianza con ellos, Mario como los demás quedaron muy agradecidos con nosotros, él sobre todo por el gesto de repararle la lancha. Una tarde me da una tarjeta de su nuevo hotel que estaría por inaugurar pronto en la isla Bastimentos, enfrente de isla Colón. El hotel se llama Punta Rica, y le cuento que puedo promocionarlo en nuestro blog. Se pone contento, aquí va mi promesa: 
- http://www.tripadvisor.com.mx/Hotel_Review-g304172-d1925026-Reviews-Punta_Rica-Isla_Bastimentos_Bocas_del_Toro_Province.html
-    http://www.puntaricabocas.com

Él nos invita a ir a conocer el hotel, pero sin pagar nada sino como amigos. También nos dice que cuando estemos en México que también tiene un hotel en Cancún, que podemos ir y hospedarnos allí. Le agradecemos mucho, y en mi inglés básico lo felicito por tantos emprendimientos y termino diciéndole en forma de chiste: “You are a rich, you are a rich” (tú eres rico, tú eres rico) Mario se ríe y me dice ¡¡¡no, no soy rico!!! Y así repetimos esa frase muchas veces más y nos reímos mucho.
Gracias Cristian, Johell, Mario, Francisco y Sheff por abrirnos las puertas del Colectivo de Saigón. Siempre estaremos agradecidos, disfrutamos mucho de los días acá con ustedes. Volveremos a visitarlos algún día.


UNA DESPEDIDA A LO GRANDE

Ya hace dos meses y medio que estamos en Bocas del Toro, una de las cosas más valiosas que rescatamos es que pudimos formar una gran familia de amigos viajeros; con algunos logramos tener más afinidad que con otros, pero todos nos brindaron su amistad en este tiempo y la pasamos muy bien. Nos llevamos momentos hermosos todos juntos.


                         
encuentro de cordobeses: Esteban, Andy, David y Cheché

Organizamos una fiesta con todos los amigos para compartir una hermosa despedida.

        
                                      
                                
                                        
                                
                           
                                   
                                 
                              
                        
Siempre los infaltables shows de fuego...

                     
                    
                 
                    


En cuanto a nuestra experiencia podemos decir, dejando los colores rosas y las guirnaldas de lado, que fue algo raro, bipolar digamos. Estábamos bien, al rato mal. Nos pasaron cosas feas y otras muy agradables. 
Fue, al igual que Cartagena, una etapa bisagra del viaje, una puerta pesada de hierro que teníamos que atravesar y dejar atrás. Nos sirvió, si, como toda experiencia pero fue extremo bocas del toro. Hubo que ponerle muchas ganas y empeño constantes todo el tiempo. Todo este tipo de experiencia si no te derriba te fortalece y te vuelve inmune frente a pequeñas grandes pelotudeces que no querés que sean parte de tu vida.
Necesitábamos cambiar de aire y seguir el viaje, así que más allá de algunos consejos de conocidos que nos insitían que nos quedemos en Bocas a “hacer la temporada” para hacer alguna moneda, nosotros seguimos a nuestro corazón y nuestras ganas y preferimos estar bien en otro lugar donde nos podamos sentirnos nuevamente cómodos y a gusto. Metimos primera, pusimos la rusa en el ferry y nos despedimos de Bocas. 

Nos despedimos de la negra Vane, ¡¡¡hasta pronto personaje!!!
                  
Nos tomamos el ferry en compañía de Rocío y Anto
Viajamos un pedacito hasta que cada uno tomó un camino diferente...¡¡¡hasta siempre amigas!!!
Un nuevo aire de ruta empezábamos a respirar…

Abrazos.
Carola y Cheché
.