Acompañá esta entrada con este tema de Joaquín Sabina "¿quién me ha robado el mes de abril?"
Pasamos unos días hermosos en
Tocopilla en compañía de Magali, Cristian y Eric.
La ciudad está
en reconstrucción por el terremoto que sufrió en 2008. Está toda repleta de chapas por donde se mire. La
gente es muy amable y cada vez que pasan por delante de la rusa, estacionada en
lo de los Bahamondes, más de uno para a saludar o a darnos la bienvenida a Chile
tirando buena onda para nuestro viaje.
Eric nos enseña su linda ciudad.
Vamos a la playa, al puerto, bicicleteamos y nos invita a comer con su amiga Bárbara.
Eric y su familia siempre tienen algo que contar, son unos
grandes
conversadores. La historia chilena, la actualidad, algún detalle o costumbres
de este hermoso Chile. Siempre tienen
algo para compartir, para nutrir nuestro viaje que se llena de colores cuando ellos hablan.
Por ejemplo, nos cuenta Magali,
que una de las playas de Tocopilla es de arena negra y no porque sea natural
sino porque hay una termoeléctrica al borde del mar que desecha constantemente “carboncillo” al medio
ambiente. Esto también afecta a las personas y a la fauna
y flora del lugar.
Los casos de cáncer de pulmón en
la ciudad son elevadísimos y la vida vegetal-animal costera es escasa. Años
atrás cuando la harina de pescado no era un comercio mundial, había tantas
anchoas que a veces quedaban varadas naturalmente en la costa. La gente iba con
sus baldes a recogerlos y se ganaba su almuerzo.
Un documental chileno muestra las costas de esta zona hace años y
las de hoy en día. Las diferencias son catastróficas: cuando antes estaba lleno
de vida con pelícanos, lobos de mar, algas marinas, frutos de mar, hoy todo se
ve oscuro, apenas se puede ver y está plagado de residuos de la termoeléctrica.
En Tocopilla tuvimos la
oportunidad de probar erizo de mar por primera vez. Eric nos invita en su casa.
Su aspecto no es del más agradable, su consistencia menos, son como unas
lengüitas que se deshacen en la boca. Pero los comemos con cebolla cruda y nos encanta.
Magalí nos cuenta de una
costumbre muy arraigada en Tocopilla y en todo Chile, se llama “las once”. Se
trata de una merienda que se comparte entre amigos, se reúnen en bares o en
alguna casa particular. El horario de las once es a las siete de la tarde
aproximadamente. Todos aportan algo rico para compartir. Se disfruta del típico
té (costumbre adquirida de los ingleses) acompañados con tortas, sándwiches,
snacks, y alguna otra exquisitez. Son escasas las cenas cuando disfrutan de “las
once”, ya que se come mucho.
Tocopilla tiene
una gran movida con los grafitis:
Nuestros primeros atardeceres
sobre el Pacífico…
Muchas gracias a nuestra primer
familia viajera, Eric, Magali y Cristian.
Hasta pronto Tocopilla!
Cheché
Chicos, zarpadas las fotos, están buenísimas!!! Y excelente el relato de Cheche!!! Me encantó el mural de Alexis Sánchez jajajajajaja Grossos los dos!!!!!! A seguir viajando!!!
ResponderBorrarGracias Umbe!!!!!!!!Seguimos compartiendo fotos y ¡¡¡mucho más viaje!!! Te queremos mucho.
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