Oficinas salitreras. Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Son monumentos nacionales y, desde el 17 de julio de 2005, son Patrimonios de la Humanidad de la Unesco y están incluidas en la Lista del Patrimonio de la Humanidad en peligro.
Santa Laura, en su mejor período, contó con una población de 425 habitantes, mientras que Humberstone sobrepasó los 3.500 habitantes.
Un poco de historia...
La historia del salitre trata del ciclo económico que ocurrió en Bolivia, Chile y Perú con el descubrimiento de yacimientos de salitre (o nitrato) en el desierto de Atacama, en las actuales regiones chilenas de Tarapacá y AntofagastaEn Bolivia y Perú primero, y luego en Chile, existió un monopolio del salitre; es decir, en diferentes etapas llegaron a ser los únicos productores de éste. En Bolivia y el Perú, desde la década de 1830 hasta 1884, luego en Chile desde 1884 hasta su decadencia en la década de 1920.La explotación del salitre en la etapa peruana estuvo en manos de empresas nacionales y en la década de 1870 en manos del estado peruano, y en la etapa chilena estuvo en manos de empresas creadas por capitales ingleses en su mayoría y, en menor proporción, alemanes y estadounidenses; el salitre del antiguo litoral boliviano estuvo siempre en manos de capitales chilenos.En 1971 la ya decadente industria del salitre fue nacionalizada, asumiendo su explotación la Sociedad Química y Minera de Chile (SOQUIMICH), que posteriormente fue privatizada, siendo en la actualidad la principal y casi la única empresa dedicada a esta actividad.
El salitre es un mineral que puede encontrarse como costras delgadas en la superficie de las rocas del Desierto de Atacama, cercanas a los cerros de la costa. Los salitrales se llamaban "cantón salitrero", donde el mineral se ubicaba en lugares específicos.
La importancia de este mineral se observa en sus usos, en un principio como fertilizante y luego como ingrediente para la producción de pólvora. Éste último uso provocó su desarrollo, ya que al aumentar las guerras de independencia su explotación se incrementó con fines militares.
Esta zona es predominantemente desértica, por lo que las condiciones geográficas obligaron a los trabajadores a desempeñarse bajo un sol abrasador e implacable y por las noches a soportar temperaturas cercanas a los 0º C.
En la década de 1880 Tarapacá y Antofagasta fueron incorporadas al territorio chileno tras la Guerra del Pacífico, también llamada Guerra del Salitre. La riqueza salitrera produjo un movimiento inusitado de la economía, que ayudó a modernizar la hasta entonces precaria infraestructura del resto de Chile.
Durante la Primera Guerra Mundial, Fritz Haber desarrolló el salitre sintético que fue industrializado por el proceso Haber-Bosch, marcando el fin de la era comercial del salitre natural. A partir de ese momento, los capitales ingleses fueron abandonando paulatinamente el territorio salitrero chileno, dejando un tremendo problema social de cesantía y desplazamiento de obreros que abandonaban el Norte Grande para engrosar las filas de desempleados en la capital chilena. A esta etapa se le conoce como crisis del salitre.
Tanta historia de este lugar que nos contaron nuestros amigos de Iquique, que no podíamos dejar de visitarlas en nuestro paso por esta región. Salimos de Pica y pasamos a conocer este Museo. La entrada cuesta $3.000 chilenos para adultos, es accesible y vale la pena visitarlo. En el ingreso nos dieron un pequeño folleto, donde muestra un mapa de toda la ciudadela: la zona industrial, la zona de edificios, espacios públicos y la zona de campamento. La ciudadela es tan grande para recorrerla, que el mapa viene bien para ubicarse en la caminata. Comenzamos el recorrido... |
Nos recibe una calle ancha, caminamos unos metros y sólo escuchamos nuestros pasos en la tierra, el silencio es envolvente. Los vidrios están rotos, las casas vacías. En Humberstone, todas las puertas están abiertas, es como si el desierto (el más feroz de los laberintos, según Borges) avanzara lento, inexorable, para terminar de borrarlo del planeta. Es una ciudad congelada en el tiempo, una máquina del tiempo rebobinándose para mostrarnos todos los secretos que aún están escondidos.
Las primeras oficinas que vemos, conservan su estado original en las fachadas, mostrando el avance del tiempo en sus revoques y ventanas desgastadas.
Las primeras oficinas que vemos, conservan su estado original en las fachadas, mostrando el avance del tiempo en sus revoques y ventanas desgastadas.
Curiosos entramos a la primer oficina. Impresionante todo lo que vemos. Muchos juguetes expuestos de una simpleza extraordinaria, llenos de ingenio y creatividad. Podemos darnos cuenta que algunos de ellos fueron fabricados por los mismos niños: autos de chapitas, pistolas y pelotas de trapo. Camitas y sillitas hechas con alambres doblados. También descubrimos que hay algunos juegos de ingenio bien simples, moldeados con sogas y algunos encastres de alambres.
En el Museo esta foto se titulaba: "Mi patio es una salitrera" |
Todo trasmite que a pesar de vivir adentro del campamento sin acceso a comprar juguetes en otras ciudades, podían crear objetos propios y llenarlos de valor. De cualquier manera se aprecia que lo importante era el juego y la recreación. El esfuerzo estuvo puesto en disfrutar de una infancia lo más feliz posible.
Juegos de ingenio hechos con alambres y sogas. |
Muñecas de alambres y trapos |
Trenes hechos con latas de conservas |
Un poco más adelante encontramos la oficina de las cocinas. Jarras, cucharones, fuentes, pavas, cacerolas, cocinas a leña y muchos utensilios. Se exponen mostrando así, cómo fueron sus costumbres culinarias. La mayoría de los utensilios son de cobre, otros enlosados, todos materiales indestructibles donde el tiempo pasó pero no destruyó la magia de cocinar.
Claro está, que se vivía en comunidad, muchas familias juntas compartiendo los mismos espacios de trabajo y de recreación. Los hombres y algunos adolescentes trabajaban duramente en las salitreras y las mujeres eran las encargadas de cocinar para todos. Muchas ollas gigantes para hacer rendir mucha comida.
Otras cartas describen situaciones de la convivencia. Entre ellos había discusiones y discordias. Todo eso era registrado y se pasaba por escrito relatando cada situación ante las autoridades que manejaban la ciudadela.
Esta anécdota se destaca entre las demás y ¡¡¡merecía una foto!!!
Llegamos a la plaza central. Un gran recinto abierto rectangular donde confluyen los espacios más importantes: un gran hotel, el impactante teatro, la radio popular, las arcadas de ingreso al mercado de productos artesanales. Aquí se desarrollaba la vida social intensa de toda la población, la recreación y el intercambio cultural. Hoy la plaza esta desolada y completamente vacía. Unos bancos de madera y poquísimos árboles, ya que la intensa sequía del desierto no deja crecer. Pero podemos imaginar un mundo de personas dialogando, intercambiando productos en el mercado o compartiendo algún evento importante en el teatro.
Despensa
Eran verdaderos espacios de encuentro, grandes almacenes dentro de la ciudadela, donde las personas podían abastecerse de frutas, verduras y carnes. Los trabajadores eran explotados y en una época se les pagaban con monedas de cobre que solo les servía para comprar cosas dentro de la salitrera solamente. Al final del período ya les pagaban con dinero chileno, donde si pudieron adquirir cosas en otras ciudades.
Contaban con buenos sistemas de controles de qué conservar y almacenar y los tiempos de cada producto. Estos pizarrones estaban a la vista de todos en el mercado, para acceder a ellos fácilmente.
La guerra del Pacífico se originó por las salitreras que fueron ideadas por los grandes terratenientes ingleses, que enfrentaron a Chile y Perú y que hasta hoy siguen enfrentados por tal razón, como sucede siempre por intereses ajenos a ellos.
Conocer la historia sirve para entender que sucedió con lo ocurrido, para así, repensar el presente, y proyectar el futuro. Siempre respetando los derechos de todos y conviviendo de la mejor manera posible con nuestros países hermanos.
Carola.
Carola.
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