miércoles, 5 de marzo de 2014

Nuestra primera familia viajera. Tocopilla, Chile.

Acompañá esta entrada con este tema de Joaquín Sabina "¿quién me ha robado el mes de abril?"

                              


Pasamos unos días hermosos en Tocopilla en compañía de Magali, Cristian y Eric.                                
La ciudad está en reconstrucción por el terremoto que sufrió en 2008. Está toda repleta de chapas por donde se mire. La gente es muy amable y cada vez que pasan por delante de la rusa, estacionada en lo de los Bahamondes, más de uno para a saludar o a darnos la bienvenida a Chile tirando buena onda para nuestro viaje.
Eric nos enseña su linda ciudad. Vamos a la playa, al puerto, bicicleteamos y nos invita a comer con su amiga Bárbara.


   








Eric y su familia siempre tienen algo que contar, son unos

grandes conversadores. La historia chilena, la actualidad, algún detalle o costumbres de este hermoso Chile. Siempre tienen algo para compartir, para nutrir nuestro viaje que se llena de colores cuando ellos hablan.
Por ejemplo, nos cuenta Magali, que una de las playas de Tocopilla es de arena negra y no porque sea natural sino porque hay una termoeléctrica al borde del mar que desecha constantemente  “carboncillo” al medio ambiente. Esto también afecta a las personas y a la fauna
y flora del lugar.



Los casos de cáncer de pulmón en la ciudad son elevadísimos y la vida vegetal-animal costera es escasa. Años atrás cuando la harina de pescado no era un comercio mundial, había tantas anchoas que a veces quedaban varadas naturalmente en la costa. La gente iba con sus baldes a recogerlos y se ganaba su almuerzo.






Un documental chileno  muestra las costas de esta zona hace años y las de hoy en día. Las diferencias son catastróficas: cuando antes estaba lleno de vida con pelícanos, lobos de mar, algas marinas, frutos de mar, hoy todo se ve oscuro, apenas se puede ver y está plagado de residuos de la termoeléctrica.

                      
  

En Tocopilla tuvimos la oportunidad de probar erizo de mar por primera vez. Eric nos invita en su casa. Su aspecto no es del más agradable, su consistencia menos, son como unas lengüitas que se deshacen en la boca. Pero los comemos con cebolla cruda y nos encanta. 

Magalí nos cuenta de una costumbre muy arraigada en Tocopilla y en todo Chile, se llama “las once”. Se trata de una merienda que se comparte entre amigos, se reúnen en bares o en alguna casa particular. El horario de las once es a las siete de la tarde aproximadamente. Todos aportan algo rico para compartir. Se disfruta del típico té (costumbre adquirida de los ingleses) acompañados con tortas, sándwiches, snacks, y alguna otra exquisitez. Son escasas las cenas cuando disfrutan de “las once”, ya que se come mucho.




Tocopilla tiene una gran movida con los grafitis:






  
Nuestros primeros atardeceres sobre el Pacífico…



  
Muchas gracias a nuestra primer familia viajera, Eric, Magali y Cristian.

Hasta pronto Tocopilla!



Cheché

2 comentarios:

  1. Chicos, zarpadas las fotos, están buenísimas!!! Y excelente el relato de Cheche!!! Me encantó el mural de Alexis Sánchez jajajajajaja Grossos los dos!!!!!! A seguir viajando!!!

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  2. Gracias Umbe!!!!!!!!Seguimos compartiendo fotos y ¡¡¡mucho más viaje!!! Te queremos mucho.

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