miércoles, 15 de enero de 2014

Jujuy y sus colores. Argentina

Acompañá esta entrada con este hermoso tema, recuerdo de carnavales vividos...Divididos "Guanuqueando"

                                             


Juegan Itagüí contra Curitiba. No tengo la menor idea de que país  es Itagüí. Atrás de uno de los arcos hay canchas de futbol 5 en donde sus jugadores ni bola le dan al partido. Es la copa sudamericana, en la cancha hay como 500 hinchas, una tristeza. Afuera llueve, estamos en Tilcara. Esta noche la YPF será nuestro albergue. Nos cruzamos al barcito de la estación a resguardarnos un poco del frío y del agua.
A nuestro lado una familia. Un padre y tres hijos. Todos ellos gordos. Comen “sanguches” de mortadela o milanesa y de mortadela y milanesa. Ninguno de los cuatro tiene cuello y están compartiendo una Fanta. Grande claro.
Carola toma su té de coca para ir ambientándose a la altura que hoy la tuvo a mal traer. Me mira y se ríe. Revisa su celular. Habla, se escribe en realidad, con la flaca o Sofi seguramente. En pocos días más, no creo más de tres, nos vamos para Chile. Una etapa nueva, ahora si vamos a lo desconocido. Todo nuevo. Yo, en particular, tengo ansias de ir hacia esos caminos jamás recorridos. También está la cuota de temor por lo desconocido pero es mínima, imperceptible. También tengo mucha expectativa por el contacto con gente nueva. Situación que dentro de nuestro país no se nos dió mucho.
Nos llevamos muchos colores de este Jujuy inmenso que en cada visita nos regala algo cada vez más mágico. Como las huertas que visitamos en Maimará o Las lagunas de Yala y la cantidad de nogales que crecen en el pueblo como si fuesen plaga. El norte argentino siempre impacta al viajero, por sus colores tan vivos en las montañas, las nubes y las sombras, que todo parece una pintura de acuarelas ocres interminables…

En el camino, las ondulaciones de la montaña hacen que nos detengamos a mirar el paisaje acompañados de unos ricos matecitos. Bajamos a contemplar toda esa inmensidad que nos abraza.

   
Descubrimos un cuadro impecable: sembradíos al costado del camino, infinidad de líneas que se pierden en el horizonte y nos muestran una cultura de trabajo artesanal, de cultivar la tierra con el esfuerzo del hombre y del animal, cooperando en equipo.
Enmarcando las texturas verdes, de fondo se imponen las montañas de la Quebrada de Humahuaca  que acompañan la vida en las poblaciones, fiel testigo del paso del tiempo y de las estaciones…

   

   

   
 MAIMARÁ
 
Seguimos camino y encontramos la belleza de Maimará. Lo primero que muestra al visitante es el cementerio de montaña, las pequeñas construcciones se adaptan al terreno y resulta una obra tan pegadita al suelo como al cielo. 

  
   
Salimos a descrubrir el interior de Maimará en bicicletas…el aire se vuelve aún más puro al pie de la Quebrada. Aparece “la paleta del pintor”, conocida porque en ese sector los colores se concentran y se vuelven más vibrantes.
Es un sueño quedarse mirando esta obra de la naturaleza, el color trasmite energía, es toda admiración.
 
   
Seguimos recorriendo…aquel paisaje que observamos desde la ruta, ahora podemos apreciarlo bien de cerca. Las acequias recorren los canales laterales. Familias enteras trabajan en el silencio de la tarde. El verde que asoma en la tierra, una prolijidad única. Las plantaciones describen el mismo tiempo de crecimiento e intensidad.

   
Pero más allá del encanto de conocer estos pequeños paraísos lo más notable fueron los gestos que tuvieron con nosotros en Jujuy:
                          
Salimos del supermercado, nos acercamos a la combi y vimos que la puerta estaba semiabierta. Nos asustamos. Lo primero que pensábamos fue “nos robaron la puta madre”. Encima sacamos la alarma y lo primero que oímos fue el sonido que da aviso que la alarma se activó. Más cagazo. Abrimos la puerta y estaba todo en su lugar. Cada cosa que habíamos dejado, respetaba su posición. Revisamos y efectivamente estaba todo. No faltaba nada. Habíamos dejado la puerta así nosotros.
   Antes de arrancar la rusa vemos en el limpiaparabrisas un grupo de libritos. Creíamos que eran unas simples propagandas del mismo súper o de alguna iglesia evangélica (al menos eso pensé yo). Cuando los quitamos nos dimos con que era un regalo que nos había dejado un chico que vendía estos libritos de mándalas y coplas  populares. En la parte posterior avisaba: “que tengan un buen viaje, les dejo este presente como un recuerdo de su paso por Jujuy” y su firma  ilegible. Quedamos emocionados con Carola. El gesto nos alegró el día. Siempre hay alguien en la ruta que nos saluda o en un pueblo que nos pregunta del viaje. El otro día, por ejemplo, en el pueblo El Carmen nos arreglaron la garrafa sin costo alguno. Esos pequeños gestos , nos emocionan y nos dan muchas ganas de seguir a conocer y cruzarnos con más personas como estas que nos llenan el día.
  
Carola me recuerda momentos de Purmamarca y unas palabras que le hicieron eco en la peña “mis amigos”:

Volvemos a Purmamarca. Estamos felices, es bellísimo este lugar. Ya estamos por pasar a Chile, la primera frontera que nos espera del otro lado de estas montañas. Estamos ansiosos…por todo lo que está por venir y con muchas ganas de afrontarlo!!!

   
Nos despedimos de Argentina en una buena peña, música en vivo, empanadas de queso y una rica cerveza bien helada. 


    
Las peñas argentinas son un sentimiento que podemos aún trasmitir a los extranjeros que nos visitan. Nos hacen bailar unas chacareras que si bien, no tenemos mucha idea, salimos a bailotear junto con las demás personas que están ahí. Todos intentamos los pasos y nos divertimos…


  
Al final, el cantante hace una pausa y pregunta a cada uno los nombres, de dónde vienen o adónde van. Nos toca el turno, les contamos que estamos cumpliendo un sueño, que salimos a recorrer toda Latinoamérica. Nos escucha atentamente y nos dice:
“¿Sabían ustedes que son unos privilegiados, de poder viajar hoy en día? ¿De invertir parte de su tiempo en aprender viajando? La mayoría de las personas quisiera, pero no puede, por diversos motivos. Aprovechen esta oportunidad al máximo… son unos privilegiados.”  - vuelve a reiterar.
Nos vamos a dormir a la combi, pensando en esta última idea. Quizás aún no caemos de la inmensidad y la importancia de este sueño. Esta reflexión nos abre un poco más los ojos…


Carola y Cheché...


Pd: De regalito un relato de Eduardo Galeano, "Los colores":


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