jueves, 2 de enero de 2014

Parque Nacional El Rey, Salta, Argentina


Acompañá esta humilde entrada con este tema...John Lennon "Soñador"




El encuentro con Ulises y Agus nos dio una inyección de ánimo para meterle pilas al blog casi abandonado y poco feliz que tenemos. El conocer gente linda que está en la misma que uno, ayuda. Así que decidimos poner primera, unir los retazos escritos hasta en los papeles de servilleta y arrancar este blog con telarañas de una buena vez. Ahí va algo de lo que estamos viviendo y construyendo día a día…
 
Gentileza: instintonomada.blogspot.com.ar

Parque nacional El Rey,Salta


   
La ruta está casi desierta, de a ratos nos llueve, de a ratos el sol nos regala alguno de sus rayos, hace un poco de frío por el viento que se levantó. Después de varios días en lo del chueco y la flaca logramos despegarnos de Vaqueros y vamos rumbo al parque nacional El Rey.

Llegamos al cruce que avisa que el PN se encuentra a cuarenta kilómetros monte adentro. Al principio el camino no es muy amigable, es como un serrucho, vamos a los saltos, encima es en subida. -”¿adónde me metí ?”- pienso por dentro.

Después de unos kilómetros de traqueteo importante y que se nos caigan todas las cosas dentro de la combi, el camino mejora.

El bosque es bien frondoso, muy denso. No conozco el monte chaqueño pero debe ser bastante parecido. 


  
Los cebúes enmarcan el camino hasta el final. 
   
En este trayecto la rusa tiene su primer desafío: cruzar su primer río…
Apenas nos damos cuenta de que no hay camino alternativo y el río es la única posibilidad para seguir avanzando no hacemos más que sorprendernos y la cara de Carola es algo como esto…



…ponemos primera y allá vamos… 




A mitad camino la cosa se complica y también se ve parecido al Chaco.

A pesar de ser zona amarilla (protegida) el desmonte avanza a medida que el precio de la soja se va por las nubes en la bolsa de valores. Es un escenario tristísimo. No podemos creer que a metros de un PN halla semejante atrocidad y los gobiernos sigan de brazos cruzados. Indignados como lo estábamos cuando cruzamos Santiago del Estero y Salta por la similitud del panorama llegamos al parque ya casi de noche.



   
Nos recibe Ángel, el guarda parque, que con una sonrisa dibujada todo el tiempo nos da las indicaciones de cómo llegar a la zona de acampe. esto es de ustedes” - nos dice, ”cuídenlo”. Aún nos faltan diez kilómetros. Llegamos al lugar de camping mientras la noche nos atrapa.


    
Hacía rato que quería estar en un lugar así, lejos de la in-civilización y toda la mugre. Al parque no llegan muchas personas, quizás por el difícil acceso, quizás por total desconocimiento. Si fuera por mí, prefiero que siga así, totalmente inhóspito. Mucha gente es sinónimo a demasiada basura por todos lados y el parque luce bien prolijo.

Días en el parque…

Son pasaditas las diez de la noche, nuestra tercera noche en el PN, y ya no hay luz en el camping del parque nacional. Sólo tenemos esa posibilidad de siete a diez de la noche. Los sapos nos hacen saber que están en época de apareamiento o algo así (no se callan en toda la noche), el guiso de lentejas que estamos haciendo en nuestra cocinita ya empieza a humear mientras Carola dá sus primeras puntadas con el crochet.



   
Dentro del PN hay varios circuitos, para hacer treeking o bicicletear, asi que hoy armamos nuestras bicis, cargamos algunas provisiones y nos fuimos hasta el río Popayán, a unos diez kilómetros de donde estábamos acampando. Cruzamos ríos, pantanos, nos mojamos. El recorrido y la llegada valieron la pena. Tal cuál nos había contado el guardaparque, el lugar, el río, es un gran reservorio de peces. Sábalos y bogas. El agua clarísima nos permitía distinguirlos mientras almorzábamos en la costa del río. A la vez me acuerdo del negro curda, isra, el emperador, el gordo farina y todas las pescas truncas sacando mojarritas...


     
Las alimañas…

Ya es nuestra segunda noche quitándonos garrapatas (la primera no lo habíamos notado), no sabemos bien por dónde se nos trepan, lo que está clarísimo es que nos quieren comer vivos. Yo voy por las 20 extirpadas (esta noche), Carola quizás me saque un par de cuerpos.

(la repugnante evidencia)
Las primeras cinco que nos sacamos nos resultaron un tanto asquerosas. Ahora ya las quitamos como mosquitos y seguimos jugando a las cartas. Antes de dormir revisamos las sábanas y uno al otro como si fuéramos chimpancés. La cosecha promedio ronda entre las diez y quince antes del sueño.
   
   
Carola improvisa una ducha para desinfectarse de las garrapatas...
Poco importa el detalle de las garrapatas, estamos en un lugar magnífico, mucho monte, mucho verde, muchos animales. A la mañana mientras desayunamos vienen a acompañarnos urracas y pavas de monte que están siempre al salto por un bizcocho por cualquier miguita que le tiramos.

   
 
Lástima que mañana nos vamos, este lugar casi virgen es increíble…

Cheché...

(esto es una aleación de retazos de servilletas, libretas, líneas en el word, perdón por el desorden...-abrazo de gol de juan manuel en el minuto 90 contra Santamarina-)

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